22.2.21

Beethoven: a modo de epílogo ("Gratulations-Menuett" WoO 3)

 

Nikolaus Johann van Beethoven, hacia 1841
(Retrato de L. Gross)

A modo de epílogo

Termino con esta entrada las dedicadas a Ludwig van Beethoven en el 250 aniversario de su nacimiento. Una conmemoración que ha tenido la mala suerte de coincidir con el año de la pandemia, lo cual ha marcado los momentos en los que he ido publicando los trocitos de mi Vida de Ludwig van Beethoven. Los dos meses de confinamiento los he compensado con los dos meses de este año 2021 que he dedicado aquí al genio de Bonn. Y en este postrer texto, incluyo el que es el epílogo del libro que tantas veces he citado (pp. 378-380) y en el que después hay una lista exhaustiva de las obras de Beethoven, tanto las que tienen número de opus como las que no (WoO), así como todas las catalogadas por Hess.

¿Qué fue de los amigos más cercanos y familiares de Beethoven después de su muerte? Hagamos un breve repaso como epílogo a esta vida del compositor. 

Stephan von Breuning no tardó mucho en seguirlo: murió el 4 de junio de 1827. A pesar de estar enfermo, quiso presenciar la subasta del legado de Beethoven y supervisarla para que no hubiese engaños. Esto le produjo una recaída en la enfermedad hepática que sufría, lo cual lo llevó a la muerte.

Zmeskall, el amigo más duradero de Beethoven en Viena, que no había podido ir a verlo dado su estado de postración pero con quien siguió comunicándose (la última nota del compositor dirigida a él tiene fecha de 18 de febrero de 1827 ), se había retirado de su puesto en la cancillería de Hungría en 1825; murió el 23 de junio de 1833. 

Schuppanzigh estrenó la nueva versión del cuarteto Op. 130, con el final alternativo que sustituyó a la Grosse Fuge, el 22 de abril de 1827, menos de un mes después de la muerte de su autor. Falleció prematuramente el 2 de marzo de 1830. 

Holz nunca llegó a emprender la tarea de escribir la biografía de Beethoven, como veremos en el Apéndice 1. Murió en Viena el 9 de noviembre de 1858, un hecho que ni siquiera sirvió para mitigar el odio que Schindler sentía por él. 

Schindler, por su parte, abandonó Viena poco después de la muerte de Beethoven para seguir con su carrera musical en Pest y, tras un breve regreso a Viena, en Münster, Aquisgrán y, por último, en Fráncfort. En 1840 hizo aparecer la primera edición de su biografía de Beethoven y en 1846 vendió la mayor parte de los documentos sobre Beethoven de los que se había apropiado a la Biblioteca Real de Prusia. Murió el 16 de enero de 1864, tras cuarenta años proclamando haber sido el mejor amigo de Beethoven y la mayor autoridad en su vida y su obra. 

En cuanto a Nikolaus Johann, Gerhard von Breuning hace un retrato un tanto descarnado de él tras la muerte de Beethoven: 
Durante algunos años tras la muerte del gran «propietario de un cerebro», su hermano, el «propietario de tierras» desempeñó un extraño e ingenuo papel. Durante la vida de Ludwig el interés de Johann por sus obras se limitó a las posibles ganancias que reportasen; ahora intentaba presentarse como un admirador elogioso. En los conciertos con música de su difunto hermano se sentaba en la primera fila, ataviado con una chaqueta azul y un chaleco blanco y gritaba «bravos» con su enorme boca al final de cada pieza, dando palmas con sus manos embutidas en guantes blancos con aire de importancia. Estos guantes excesivamente grandes, con sus dedos colgantes, se podían ver asimismo en otros lugares, en los elegantes paseos por el Prater, donde Johann paseaba con un conjunto de dos, incluso muchas veces cuatro, poderosos, oscuros caballos con ornados arneses, rígidamente sentado en un anticuado faetón, o en ocasiones él mismo guiaba, inclinado, casi tumbado, con dos criados con sobrecargados, aunque bien puestos, uniformes dorados, sentados en el otro banco del carruaje detrás de él. Se decía de los dos lacayos que solo uno era el cochero, mientras que el otro era un conserje de su casa en la Allegasse, vestido para la ocasión. También se decía que, en contra de lo habitual, el arnés y las dos libreas, cuya calidad y hechura sugerían que provenían del mercadillo, se guardaban en el vestíbulo de Johann. Toda esta pretenciosidad y en general el aspecto de Johann (que no tenía parecido físico con Ludwig: tenía una cara larga, gran nariz, un ojo estrábico, que daban a su rostro un aspecto de perpetua satisfacción de sí mismo) le valieron el apodo de «Archiduque Lorenz», según el familiar proverbio sobre la gente que se comporta para dar un gran espectáculo y que se conduce ridículamente en el proceso. 
Nikolaus Johann enviudó en 1828 y la hija natural de Therese, Amelie, murió en 1831. Así que cuando falleció el 12 de enero de 1848 se cumplió el varias veces repetido deseo de su hermano: su único heredero fue el sobrino Karl. 

Johanna, la otra cuñada, la «Reina de la Noche», siguió con sus perpetuos problemas económicos y ello le llevó a intentar sacar provecho de uno de los documentos más importantes de los dejados por su cuñado. Había llegado a sus manos el «Testamento de Heiligenstadt», que Artaria había entregado a Jakob Hotschevar, tutor de Karl, en noviembre de 1827 y en 1840 intentó venderlo utilizando para ello a Liszt como intermediario; el documento se subastó en 1842 pero no llegó a alcanzar el precio que ella pedía y Liszt aportó la diferencia. Johanna murió el 2 de febrero de 1868, con cerca de 82 años de edad. 

Dejamos para el final a Karl. Tras la muerte de Breuning, asumió su tutela Hotschevar, que, recordemos, había ayudado a Johanna en las primeras etapas del pleito contra Beethoven. La ejerció hasta que en septiembre de 1830 Karl alcanzó la mayoría de edad. Poco después, en mayo de 1832, renunció a su puesto de segundo teniente en el ejército y ese mismo año, el 16 de julio, se casó con una joven de Iglau llamada Karolina Barbara Naske, con la que tuvo cinco hijos. Pasó el resto de su vida en Viena, viviendo de las rentas que le dejaron sus tíos, como un ciudadano respetable. Murió el 13 de abril de 1858.

Como ilustración musical os traigo una obra no muy conocida y que, como su nombre indica, fue una muestra de agradecimiento -el mismo que tengo yo por quienes habéis mostrado la paciencia de leer estos garabatos sobre Beethoven-. Se trata del Gratulations-Menuett WoO 3, escrito en 1822 como parte de una serenata en honor de Karl Henser, empresario teatral con quien Beethoven mantuvo una excelente relación.



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