15.2.21

Beethoven: El oscuro año 1821 (Sonata para piano nº. 31 Op. 110)

 

Napoleón, en sus horas más bajas
(Pintura de Paul Delaroche, Museo de Bellas Artes, Leipzig)

Voy a ir poniendo fin a estas entradas dedicadas a Beethoven en el 250 aniversario de su nacimiento. Dos más quedan, la primera de ellas referida al año más oscuro de su vida, del que hay menos documentos. Se trata de 1821, del que se cumple el bicentenario. Así os lo cuento en mi Vida de Ludwig van Beethoven (pp. 273-275):

El de 1821 es un año especialmente oscuro para los biógrafos de Beethoven. No se conservan cuadernos de conversación (de hecho, no hay tales documentos entre septiembre de 1820 y junio de 1822) y en la obra de Anderson solo hay 23 cartas correspondientes a 1821, la mayoría sin interés fáctico ya que se refieren a negociaciones con editores. Lo poco que se sabe es que Beethoven estuvo la mayor parte del tiempo enfermo, con fiebre reumática e ictericia. Acaso lo más lamentable de esta laguna documental sea no saber cómo reaccionó Beethoven, si es que lo hizo de alguna manera, a la muerte de Josephine Brunsvík-Deym-Stackelberg, cuya triste vida terminó prematuramente (acababa de cumplir 42 años) el 31 de marzo. Quizá sea significativo hacernos eco, como Forbes, de la entrada del diario de Therese, la hermana de Josephine, escrita el 12 de julio de 1817: 
Si Josephine no sufre un castigo por Luigi ¡ay – su esposa! ¡Qué no habría hecho ella de este héroe!
Igualmente desconocemos qué pensó al enterarse de la muerte de Napoleón, que ocurrió en Santa Elena el 5 de mayo. Sin embargo, su actitud hacia él es posible que cambiase, si hacemos caso a Czerny, que lo visitó en Baden en 1824, y escribió que tras mostrar a Beethoven un anuncio de prensa de la Vida de Napoleón de Walter Scott el compositor dijo: «Napoleón, antes no lo toleraba. Ahora pienso de forma totalmente distinta». 

Sí que sabemos que pasó los meses de buen tiempo en Döbling, Unterdöbling y Baden, que completó una primera versión de la sonata Op. 110 y que comenzó la Op. 111. Entre las pocas cartas no relacionadas con los editores de este año se encuentran varias a la familia Brentano. El 12 de noviembre escribió a Franz, primero disculpándose por no haberse comunicado con él antes, algo que achaca a su mala salud; lo más importante es que insinúa que la Misa está ya cerca de ser completada si es que no lo estaba ya: 
Admito que la Misa se podría enviar más pronto. Pero se ha de controlar cuidadosamente para que los editores que no están en Viena no puedan ciertamente hacer cara y cruz con mi manuscrito, como sé por experiencia, y una copia de ese tipo se ha de controlar nota a nota antes de poder ser grabada.
Hay que tener en cuenta que Beethoven mandaba sus manuscritos a Simrock por medio de Brentano y es probable que en ese momento siguiese pensando en vender la obra al editor de Bonn, ya que dice:
Me inclino a pensar que aún podría yo hacer otro intento para que Simrock suba el valor del luis de oro, particularmente dado que por otras partes he hecho algunos tanteos sobre la Misa, sobre las cuales le escribiré ciertamente muy pronto. 
Poco después, el 6 de diciembre, escribió a Maximiliane, hija de Franz y Antonie, a quien dedicó la sonata Op. 109: 
¡¡¡Una dedicatoria!!! Bien, no es esta una de aquellas dedicatorias de las que usan y abusan miles de personas – Es el espíritu que une a la gente más noble y magnífica de este mundo y que el tiempo nunca puede destruir. Es este espíritu el que ahora habla con usted y que le convoca a la mente y me hace verla aún como una niña y como sus queridos padres, su muy excelente y dotada madre, su padre imbuido con tantas cualidades verdaderamente buenas y nobles y siempre pendiente del bienestar de sus hijos. Así, en este mismo momento estoy en el Landstrasse – y los veo ante mí. Y como pienso en las excelentes cualidades de sus padres no tengo la menor duda de que usted estará bien y que diariamente será inspirada por una noble imitación de ellos – La memoria de una noble familia nunca se puede desvanecer en mi corazón. Ojalá piense en mí alguna vez con un sentimiento de felicidad – Mis deseos más sinceros. Que el cielo bendiga su vida y todas sus vidas por siempre –
                                                                                    Cordialmente y siempre su amigo
                                                                                                                                                    Beethoven 
El 20 de diciembre volvió a escribir a Franz, casi pidiendo disculpas por haberse precipitado al dedicar la obra a su hija sin haber solicitado su permiso y le pide que «le dé de nuevo recuerdos suyos a su excelente y excepcionalmente adorable Toni».

Como estampa musical, aquí tenéis una de las obras con las que estaba enfrascado este oscuro año, la Sonata para piano nº. 31 en la bemol mayor Op. 110, interpretada por Sviatoslav Richter.


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