24.10.22

Mozart: "Ah!, Chi mi dice mai", de "Don Giovanni" (Lisa della Casa)

(Foto hecha por mí, de mi libreto del Don Giovanni de Salzburgo 1954)

Pronto (el 10 de diciembre) hará diez años que nos dejó la gran soprano suiza Lisa della Casa, que siempre estará ligada a su papel favorito, la Arabella de Richard Strauss (hay una versión extraordinaria, con Georg Solti dirigiendo a la Filarmónica de Viena, de mayo-junio de 1957, con George London, Otto Edelmann, Ira Malianuk, Hilde Gueden y Anton Dermota). Sin embargo, a pesar de estas preferencias straussianas (interpretó tambien a Sophie, Octavian, la Mariscala, Ariadna, Chrysothemis y Salomé), sus interpretaciones operísticas abarcaban un arco bastante amplio, desde Mozart a los contemporáneos. Especialmente memorable (y no se trata de ópera) fue su grabación, en diciembre de 1958, de la Cuarta de Mahler con Fritz Reiner a la batuta. Lo que os traigo hoy también es bastante memorable; se trata del Don Giovanni de Salzburgo en 1954, con Wilhelm Furtwängler en el foso, donde nuestra protagonista cantó el papel de Donna Elvira. Aquí tenéis su entrada en el entramado, con Cesare Siepi (Don Giovanni) y Otto Edelmann (Leporello) observando desde la "sombra".



17.10.22

Britten: Suite de "Gloriana"

Isabel II y Felipe de Edimburgo tras la coronación

No sé si os habréis enterado, porque apenas se ha hablado de ello en los medios de comunicación, pero hace poco más de un mes falleció la reina Isabel II y fue sucedida por su hijo, Carlos III. El próximo mes de mayo se verificará la coronación de Carlos, con toda la pompa y circunstancia debidas...

Bromas aparte, vamos con la música. La semana pasada os hablé de Vaughan Williams como el principal sinfonista británico del siglo XX y quizá de toda su historia musical. Si hablamos de ópera, el que debería llevarse la palma es Benjamin Britten, el compositor que más óperas ha aportado al repertorio desde aquellas islas tras Purcell (dejemos a un lado a Händel, un alemán que componía óperas italianas para el público de Londres).

Recientemente hemos sabido que la coronación de Carlos III tendrá lugar el próximo mes de mayo. Hace más de setenta años se produjo la última de estas ceremonias y para ella compuso Britten la ópera Gloriana. Se eligió el reinado de la predecesora del mismo nombre, Isabel I, para ambientarla y crear una suerte de "ópera nacional", pero Britten, de quien se esperaba algo parecido a una Aida, acabó basándose en Elizabeth and Essex, de Lytton Strachey, haciendo meditar a una anciana Isabel sobre su mortalidad y socavando la autoridad absoluta de la monarquía. Esto causó que tras su estreno, el 8 de junio de 1953 en el Covent Garden, hubiese división de opiniones. Hoy os traigo una suite de esta ópera.


10.10.22

Vaughan Williams, sinfonista ("A London Symphony")

Vaughan Williams en la Universidad de Yale (1954)

No creo equivocarme si afirmo que Vaughan Williams es uno de los principales sinfonistas británicos del siglo XX. Entre 1910 y 1958 compuso nueve sinfonías (¡el número mágico otra vez!) que lo sitúan, a decir de algunos expertos, entre los mejores cultivadores del género no ya en su país, sino en todo el mundo en su época (junto con Sibelius y Prokófiev). Varias de estas obras tienen nombres específicos, como la primera (A Sea Symphony, una obra coral sobre textos de Walt Whitman), la segunda (A London Symphony, la que hoy os traigo aquí), la tercera (A Pastoral Symphony, otra vez incluyendo la voz, pero esta vez sin texto) y la séptima (Sinfonia antartica, basada en la música que compuso para una película sobre la desgraciada expedición de Scott). La Sinfonía de Londres, o "Sinfonía de un londinense", como el propio compositor dijo que sería más adecuado designarla (él mismo se consideraba un londinense, a pesar de no haber nacido en la capital británica) fue escrita entre 1912 y 1913 a sugerencia del compositor George Butterworth, quien, tras el éxito de la primera sinfonía instó a Vaughan Williams a escribir una puramente instrumental. Butterworth murió en 1916, durante la Gran Guerra y nuestro compositor dedicó la obra a su memoria. Aquí la tenéis, en una interpretación de las buenas.



3.10.22

Vaughan Williams: "The Lark Ascending"

Vaughan Williams en 1922

La que os traigo hoy quizá sea la obra más conocida de Vaugham Williams. Se trata de una romanza para violín y orquesta basada en un poema de George Meredith, The Lark Ascending, esto es, "La alondra elevándose". Es una pieza compuesta en 1914, poco antes del estallido de la Gran Guerra, y revisada en 1920, para violín y orquesta, que interpretó por primera vez al año siguiente la violinista Marie Hall (para quien el compositor había escrito la obra) con Adrian Boult a la batuta, en el primero de los muchos estrenos de Vaughan Williams que protagonizó el gran director de Chester. Precisamente está Boult al frente de la Filarmónica de Londres en esta versión, con Jean Pougnet al violín.