1.3.21

Bartók: Concierto para violín nº. 1 BB 48a

 

Béla Bartók en 1899

Los fastos beethovenianos de 2020 (y la puñetera pandemia, que también ocupó su espacio) nos impidieron celebrar otros acontecimientos. Uno de los más importantes, quizá, fue el 75 aniversario de la muerte de Béla Bartók, que teníamos que haber recordado el 26 de septiembre del año pasado. Bartók, uno de los músicos más importantes del siglo XX, fue, además de compositor, pedagogo e infatigable recopilador de melodías populares del centro de Europa, Anatolia y el norte de África. No es de extrañar este gusto por lo popular de muchas culturas diferentes, teniendo en cuenta que nació en lo que se podría considerar un crisol de culturas. Su localidad natal se llamaba Nagyszentmiklós cuando vino al mundo el 25 de marzo de 1881 y formaba parte de Hungría; hoy es la ciudad rumana de Sânnicolau Mare. Bartók, que desde muy pronto mostró dotes musicales, recibió sus primeras lecciones de su madre. En Bratislava, fue discípulo de László Erkel antes de trasladarse a Budapest para proseguir sus estudios. Allí conoció a Zoltán Kodály, con quien emprendió su primera expedición recopilatoria de músicas y cantos populares. Por entonces ya había compuesto bastante música, influida por el tardorromanticismo de Richard Strauss con Liszt y Wagner en la recámara. De esa primera época es la obra que os traigo aquí, el primer Concierto para violín, escrito en 1907-08, una vez concluido ese periplo de exploración folclórica que os he mencionado. En palabras de Paul Griffits, este concierto es un "adiós al compositor romántico tardío que Bartók había sido en su juventud", y también a la violinista Stefi Geyer, de quien estuvo enamorado y para quien compuso la pieza. Aquí lo tenéis, interpretado nada menos que por Isaac Stern:


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