28.7.14

Zemlinsky: "Sinfonía Lírica" Op. 18

Acabo este pequeño homenaje a Zemlinsky en este mes de julio con la que seguramente es su obra más conocida: la Lyrische Symphonie, escrita en 1922 y que consiste en la puesta en música de siete poemas de Rabindranath Tagore que se enlazan entre sí por medio de una serie de interludios. Es inevitable trazar un paralelismo con La canción de la Tierra de Mahler por la forma de la obra (un ciclo sinfónico de canciones o una sinfonía para voces solistas y orquesta, con alternancia de voz masculina y femenina y con poemas de origen oriental). Sin embargo, Zemlinsky confiere a su obra un carácter mucho más unitario, lo que hace que se convierta casi en una sinfonía en un movimiento. Alban Berg, conspicuo admirador de Zemlinsky, tuvo mucha estima a esta sinfonía, tanto como para tomar prestado su título para su propia Suite lírica, en cuyo Adagio appassionato hace una cita literal del tercer movimiento de la obra de Zemlinsky.

24.7.14

Zemlinsky: "Hochzeitgesang" (Canto nupcial)

Si bien Anton, el padre de Zemlinsky, era de origen católico, se convirtió en 1870 al judaísmo para casarse con Clara, nacida en Sarajevo en el seno de una familia sefardita. De joven, Alexander fue asiduo de la sinagoga y allí interpretó música; de toda su producción solo se conserva una pieza basada en textos litúrgicos judíos, es esta breve canción nupcial ("Baruch aba, mi adir"), que data de 1896. Es un enlace de Spotify, ya que no la he encontrado en Youtube:

Lothar Blum/Mülheimer Kantorei/Romano Giefer/Gürzenich-Orchester Kölner Philharmoniker/James Conlon – Hochzeitsgesang ("Baruch aba, mir adir") · für Tenor solo, Chor und Orgel

23.7.14

Zemlinsky: "Der Zwerg"

En la entrada anterior hablé del fuerte desengaño amoroso sufrido por Zemlinsky cuando Alma Schindler le dejó por Mahler. Fue un golpe del que tal vez nunca se pudo recuperar. Tras la muerte de Mahler, Zemlinsky buscó una catarsis en la composición de grandes obras que contuviesen la "tragedia de un hombre feo", tal y como le pidió al compositor y libretista Franz Schreker en 1912. Finalmente Zemlinsky no llegó a componer nada sobre lo escrito por Schreker, pero en años posteriores logró su objetivo poniendo música a dos piezas de Oscar Wilde: el resultado fueron las óperas Una tragedia florentina (1915-16) y Der Zwerg ("El enano"), que es la que hoy os traigo, basada en el relato The Birthday of the Infanta. Según el adaptador del libreto, Georg Klaren, se trataba de
La historia de un individuo que no sabe que es diferente de aquellos que le rodean. Es destruido por una mujer que, en lugar de penetrar en las profundidades de su alma, simplemente juega con él.
Para recalcar aún más el carácter autobiográfico de la obra, Zemlinsky y Klaren hacen que el enano, que en el cuento de Wilde es un semisalvaje hijo de un carbonero de un bosque vecino, tenga un supuesto carácter noble y origen oriental (alusión al "von" que, sin tener derecho a ello, el padre del compositor antepuso a su apellido y también a los ancestros turco-sefardíes de su madre). La obra, escrita entre 1920 y 1921, se estrenó en Colonia el 28 de mayo de 1922 y tuvo algunas representaciones en años posteriores, pero no se redescubrió hasta 1980, llena de cortes y correcciones. No fue hasta la grabación realizada por James Conlon en 1996 cuando se pudo volver a oír la versión original, que es la que os traigo.



(P. D.- Dejé programado este mensaje para que apareciese el lunes 14 de julio, pero no ha funcionado. Más vale tarde que nunca. Y lo mismo va a valer para el próximo, que tendría que haber aparecido el día 21.)

8.7.14

Zemlinsky: Die Seejungfrau ("La sirena")

1996 señala el 125º aniversario del nacimiento de Zemlinsky. En Colonia, donde se estrenó [la ópera] Der Zwerg en 1922, hemos iniciado una importante retrospectiva de sus obras. En Alemania y Austria Zemlinsky ha disfrutado de un resurgimiento en los últimos 20 años, pero sus obras aún no son suficientemente conocidas en el resto de Europa, América y Oriente. Estoy convencido de que ha llegado el momento en el que, en unos cuantos años, un público amplio y entusiasta conocerá y estimará su música.
Lo anterior lo escribió hace 18 años James Conlon, director estadounidense hoy titular de la Ópera de Los Ángeles y entonces al frente de la Orquesta Filarmónica Gürzenich de Colonia, y me temo que no son unas frases demasiado proféticas. Alexander von Zemlinsky aún sigue siendo un desconocido para el gran público. Nacido en Viena en 1871, de ascendencia eslovaca y judeo-sefardita, fue amigo, maestro e incluso cuñado de Schoenberg, a quien, sin embargo, no acompañó en su viaje sin retorno a la atonalidad. En su tiempo fue considerado uno de los mejores directores de orquesta y ocupó puestos en Viena, Praga y Berlín. Con el advenimiento del nazismo hubo de huir primero a Viena y luego a Estados Unidos, donde muríó olvidado en 1942. Su música, tardorromántica, es enormemente disfrutable y por ello le voy a dedicar las entradas de este mes de julio. La primera obra que os traigo está relacionada con un fracaso amoroso. Zemlinsky, bajito y feo, poco tenía que ofrecer al menos en apariencia; cierta dama, al verle dirigir en febrero de 1900 en Viena, escribió en su diario: "El hombre forma la figura más cómica imaginable - una caricatura, apocado y corto, con ojos saltones." Esta joven dama, que respondía al nombre de Alma Schindler, le conoció a las pocas semanas y, a pesar de esa primera opinión, pronto se convirtió en su alumna de composición musical y después en su apasionada amante y en su principal fuente de inspiración. Pero en noviembre de 1901 se cruzó en su camino un tal Gustav Mahler y el flechazo hubo de ser instantáneo; al mes siguiente la prensa anunció el compromiso matrimonial de Alma y Gustav. El golpe fue brutal para Zemlinsky; de un plumazo se quedó sin amante y sin musa. La consecuencia fue esta obra, basada en el célebre cuento de Hans Christian Andersen, que escribió entre 1902 y 1903, en la que intentó reflejar sus sentimientos de desesperación. Os la traigo en la versión de otro director que procuró dar un impulso a la obra de este músico, Riccardo Chailly.