29.2.16

Max Reger: Suite romántica, Op. 125

Entre 1911 y 1915 Reger dirigió la orquesta de Meiningen, un conjunto que tal vez no suene mucho hoy en día, pero que en aquella época era de los más importantes de Alemania. Había sido fundada por Hans von Büllow y entre sus directores había contado también con Richard Strauss. Reger se lanzó a un trabajo que se podría considerar frenético; se sentía bastante constreñido en la provinciana capital del ducado y realizó agotadoras giras en las que obtuvo bastantes éxitos no sólo como director, sino también con sus obras. Eso no impidió que ese exceso de trabajo le hiciese de nuevo refugiarse en el alcohol y llegase a sufrir un grave ataque en febrero de 1914. La muerte de su patrón, el duque Jorge II, y el estallido de la primera guerra mundial supusieron el fin de su estancia en Meiningen. La orquesta fue disuelta por el nuevo duque y Reger se marchó a Jena. Hoy os traigo una de las primeras obras que compuso en Meiningen, la Suite romántica, basada en poemas de Eichendorff y muestra de que en esta época empezó a alejarse de la música absoluta y se basó en ideas extramusicales para algunas de sus obras.

22.2.16

Max Reger: Concierto para piano en fa menor Op. 114

Entre 1907 y 1911 Reger vivió en Leipzig. Fue una época de grandes contrastes: no abandonó la música de cámara pero se dedicó con más intensidad a la sinfónica. Entró en contacto con gente que se convirtió en importante valedora de su música (los hermanos Busch, Henri Marteau) pero siguió recolectando enemigos entre los críticos. Adoptó a dos hijas y fue feliz en su vida familiar, pero el alcohol siguió minando su salud. Los estrenos de sus obras solían ser grandes fracasos, pero se celebraron varios festivales dedicados a su música que le colocaron en la cúspide de la fama. Cuando la situación en aquella ciudad se acercaba a lo insostenible, llegó la providencial llamada del duque Jorge II de Sajonia para dirigir la orquesta de Meiningen. Hoy os traigo una obra de este periodo, el Concierto para piano en la menor, escrito en el verano de 1910 para la pianista Frieda Kwast-Hodapp, que lo estrenó en diciembre de ese mismo año bajo la batuta de Arthur Nikisch.

15.2.16

Max Reger: Sinfonietta Op. 90

Reger vivió en Múnich entre 1901 y 1907. Fueron años fecundos y repletos de acontecimientos. Por un lado, se produjo su salto a la fama, desde 1904 y por otro se fue ganando la enemistad (porque la hostilidad de partida ya la tenía) de la mayor parte de los críticos musicales de la capital bávara. En esta época también se casó con Elsa von Bagenski, a pesar los reparos de la católica familia de Reger a tratarse de una protestante divorciada. Aunque Reger siguió componiendo para el órgano y mucha música de cámara, en esta época de Múnich también se dedicó a la música sinfónica. Luchó durante varios años con su Sinfonietta, cuyo estreno muniqués -dirigida por Felix Mottl- se convirtió en un escándalo que llegó a degenerar en peleas a puñetazo limpio frente a la casa de Rudolf Louis, uno de los críticos más influyentes de Múnich. Es la pieza que os traigo hoy.

8.2.16

Max Reger: Allegro affabile (Sonata para clarinete en fa sostenido menor Op. 49 nº 2)

Reger pasó tres años en Weiden recuperándose (1898-1901). Fueron tiempos de actividad febril, en los que no dejó de componer para el piano, el órgano y abundante música de cámara. Se dedicó, asimismo, a buscar editor para sus obras, tarea ardua sin duda, a pesar del apoyo de grandes figuras como Richard Strauss. Karl Straube no dejó de estrenar las piezas para órgano que iba componiendo y empezaron a llegar algunas críticas favorables, sobre todo de Múnich, lo cual preparó el camino para el traslado de Reger a la capital de Baviera. La pieza, uno de cuyos fragmentos os traigo hoy, es una muestra más de la admiración que sentía Reger por Johannes Brahms. Fue escrita en 1900, poco después de que Reger escuchase la sonata para clarinete Op. 120 nº 1 del hamburgués.

1.2.16

Max Reger: Passacaglia de la Suite para órgano Op. 16

En su época en Sondershausen y Wiesbaden (1890-98) Reger llevó una vida frenética. Siguió siendo a la vez alumno y profesor del conservatorio, empezó a publicar sus obras recomendado no solo por su maestro Riemann, sino también por Richard Strauss, a quien conoció por entonces (al igual que a Ferrucio Busoni, Felix Mottl o Eugen d'Albert). De todos modos, sus obras seguían encontrándose con una fuerte oposición (la que os traigo hoy le valió el calificativo de "terrorista musical"). El estrés del trabajo (empezó a actuar como concertista en estos años) y una mala experiencia en el servicio militar -donde le apareció una dolorosa úlcera en el cuello-, le llevó a caer presa del alcohol y el tabaco, que le llevaron a una situación lamentable. Al final, en junio de 1898, consintió que su hermana Emma le llevase a Weiden a recuperarse, a casa de sus padres. No todo fue malo en este periodo, sin embargo. Reger conoció a Elsa von Bagenski, que se acabaría convirtiendo en su esposa, se publicaron los primeros artículos elogiosos sobre su obra y empezó su relación de amistad con el organista Karl Straube, uno de los mayores defensores de su música, especialmente la mucha que compuso para el órgano. Hoy os traigo la Passacaglia con la que termina su Suite para órgano nº 1, Op. 16, obra de 1895.