29.10.07

Compositoras

Hace unos días, mi estimado contertulio Bellafuente me preguntó sobre unas mélodies escritas por la compositora Lili Boulanger, pensando que tal vez yo las conocía. No era el caso, aunque había oído hablar tanto de la compositorora como de las composiciones en una reseña de una grabación de ellas que hizo Anne Sofie von Otter.

El caso es que la pregunta me dio que pensar. Revisé mi fonoteca y pude comprobar que en ella tengo grabaciones de más de 4.800 obras musicales diferentes y entre todas ellas sólo una está escrita por una mujer.

¿Es el mundo de la música un mundo de hombres, como por desgracia lo es casi todo? Sí y no. Evidentemente siempre ha tenido que haber mujeres cantantes (aunque hay personas a las que he leído, en nombre del "rigor histórico", pedir que se interprete el Orfeo de Monteverdi sólo con voces masculinas) y en el campo del virtuosismo instrumental siempre ha habido mujeres que han destacado y mucho. Más difícil es verlas en un podio dirigiendo una orquesta, aunque cada vez más féminas acceden a ese puesto. Y en el campo de la composición, si hoy en día es más habitual que muchas mujeres alcancen la fama por ello, antaño no era tan habitual.

Tras la pregunta de mi contertulio, hice una especie de ejercicio de memoria y pensé en nombres de mujeres compositoras. El resultado es la breve lista que sigue, que no pretende ser exhaustiva ni reflejar nada, sólo lo que mi memoria pudo dar de sí. Empecemos.

Hildegard von Bingen (1098-1179)

Nació en el seno de una noble familia alemana que muy pronto la destinó a ser monja. Tuvo visiones religiosas que fueron consideradas verdaderas por la propia Iglesia, visiones que ella recopiló en varios libros. Pero también fue compositora, una revolucionaria a decir de los expertos, y de ella quedan cerca de 80 composiciones. Su relación con la Iglesia no siempre fue buena; casi se le podría considerar una "feminista" pues defendió con ardor la inocencia de Eva, algo que hoy en día nos puede parecer una tontería pero que entonces se consideraba un gran desafío. La jerarquía llegó a castigarla, por esa y otras "osadías", con la prohibición de componer e interpretar música, per fue perdonada poco antes de morir. Ha habido intentos infructuosos de canonizarla.

María Antonia Walpurgis de Baviera (1724-1780)

Damos un salto de seis siglos pero no cambiamos de país ni salimos de las familias nobles. María Antonia Walpurgis, hija de Carlos Alberto, príncipe elector de Baviera, no sólo fue princesa, mecenas y pintora, sino también compositora y libretista, discípula de importantes músicos de la época como Ferrandini, Porpora y Hasse. Casó con el que sería posteriormente elector de Sajonia y fue a vivir a Dresde, uno de los más importantes centros musicales del barroco y allí murió. Entre sus obras cabe citar la ópera Il trionfo della fedeltà.

Marianne von Martinez (1744-1812)


Marianne von Martinez o Mariana Martínez fue hija de un diplomático español, pero nació y creció en la Viena de Haydn y Mozart. Se la recuerda sobre todo por su relación como alumna con Haydn; estaba a cargo del célebre libretista Pietro Metastasio, amigo de su familia, que vivía en el mismo edificio que un Haydn que acababa de ser despedido del coro de San Esteban. Se ofeció al genio de Rohrau tres años gratis de alojamiento y manutención a cambio de dar lecciones a la jovencita, que entonces tenía diez años. La relación de amistad con Haydn se mantendría el resto de su vida. Compuso unas 200 obras y también tuvo fama como intérprete; fundó una escuela de canto y en su casa se celebraron veladas musicales a las que asistía la crème de la crème del mundo musical vienés.

Fanny Mendelssohn (1805-47)

La hermana mayor de Felix Mendelssohn fue también una excelente compositora; no en vano gozó de la misma exquisita educación musical que Felix. Sin embargo, su familia no veía con buenos ojos que se dedicase a la composición: no era propio de damas. Su hermano, sin embargo, la apoyó, aunque no abiertamente: por ello se supone que algunas de las composiciones de Fanny (que en total se acercan a 470) se publicaron bajo el nombre de su hermano. Sí que actuó públicamente como pianista. Su muerte supuso un durísimo golpe para Felix, del que no se recuperó (falleció menos de seis meses después).

Clara Schumann (1819-1896)



Excelente pianista y compositora, Clara Wieck se casó con Robert Schumann en contra de la voluntad de su padre, pero se puede decir que se trató de un matrimonio feliz que se refleja más que claramente en la producción musical de Schumann. Sólo el nacimiento de sus hijos ralentizó (que no suprimió) su carrera. Y tras la muerte de su marido, en 1856, se consagró a la difusión de sus obras. Mantuvo una gran amistad con Brahms, de quien se dice que llegó a estar platónicamente enamorado de ella.

Alma Mahler (1879-1964)


Alma Schindler era una joven que se había educado en un medio enormemente rico desde el punto de vista artístico y tenía veleidades de pintora y compositora, campos en los que mostró gran talento. Sin embargo, al casarse con Gustav Mahler en 1902, éste dejó claro que debería sacrificar su carrera creadora en favor de la de él. Pero Alma era una mujer de fuerte personalidad, pronto se cansó de la imposición y, como remate, fue infiel a su marido. Tras la muerte de Mahler Alma se hizo famosa más por su vida privada (se casó dos veces más, con el arquitecto Walter Gropius y con el novelista Franz Werfel) y por sus escandalosas opiniones políticas (se declaró en público admiradora de Mussolini) que por su música, de la que realmente sólo se conservan docena y media de lieder.

Nadia (1887-1979) y Lili Boulanger (1893-1918)



Las hermanas Boulanger fueron ambas compositoras, aunque a Nadia se la recuerda más por sus actividades como directora y pedagoga. Lo cierto es que también se dedicó a escribir música, pero dejó de hacerlo tras la prematura muerte de su hermana. Lili había ganado el célebre "premio de Roma" en 1914, siendo la primera mujer a la que se le otorgaba el codiciado galardón que suponía una beca de varios años concedida por el gobierno francés para que la afortunada ampliase sus estudios en Italia. Lili, alumna de Fauré, lógicamente dejó muy pocas composiciones como legado.

Nadia fue una pionera no sólo por ser la primera mujer que destacó en el campo de la dirección orquestal, sino porque se dedicó a recuperar músicas entonces injustamente olvidadas como las de Monteverdi, abriendo así el camino para lo que muchos años después lograron los intérpretes historicistas. También fue maestra y su lista de alumnos quita la respiración: Barenboim, Copland, Curzon, Gardiner, Lipati, Milhaud, Piazzola... Y su nombre está íntimamente asociado al de grandes compositores del siglo XX como Igor Stravinsky (del que estrenó algunas obras) o Francis Poulenc.


Germaine Tailleferre (1892-1983)


Germaine Tailleferre, que en realidad se llamaba Marcelle Taillefesse (el cambio de nombre fue una reacción contra su padre, que se oponía a su carrera musical), fue la única mujer que formó parte del célebre Grupo de los Seis. Fue íntima colaboradora de Ravel. En la década de 1920, época en la que compuso sus obras más importantes, vivió con frecuencia en Estados Unidos, donde regresó al estallar la guerra. Vuelta a su país, siguió componiendo prácticamente hasta su muerte. También ejerció, al final de su vida, tareas pedagógicas.

Y, por último, Johanna Müller-Hermann (1868-1941)




Quizá esta alumna de Zemlinsky no sea la más talentosa de todas las mujeres de las que he hablado en este texto, pero sí que es la única de la que tengo una obra grabada: su Cuarteto de cuerda en mi bemol mayor Op. 6 (1908).

19.10.07

Raros y rarezas: ¡"Clústers" a mediados del XIX!


Más que de raros o rarezas, este mensaje trata de curiosidades.

Su subtítulo podría ser el celebérrimo adagio latino "Nihil novus sub sole", que no nos dice otra cosa sino que todo está ya inventado y que todo descubrimiento siempre tiene su precedente. Se dice que el "descubridor" de la atonalidad fue Arnold Schoenberg, pero mucho antes que él ya la utilizaron en serio (escúchense los primeros compases de Les élements de Jean-Féry Rebel, una obra escrita ¡en 1737!) o en broma (hágase lo mismo con los últimos de la Broma musical KV 522 de Mozart).

Pero en el título está la palabra "clúster". ¿Qué es eso? Recurro a la Wikipedia, que incluye un completo artículo en español sobre ellos, para definirlos:

Un clúster o clúster tonal (del inglés cluster: "racimo" de notas) es realmente un acorde musical compuesto de semitonos cromáticos consecutivos distintos (por ejemplo, las notas do, do♯, re, re♯, mi y fa, sonando al mismo tiempo).

Según el mismo artículo, ya se empezaron a utilizar, bien que de forma muy esporádica, tan pronto como en 1600; Verdi comenzó su Otello con un prolongado "clúster" formado por las notas do, do sostenido y re, y hay otros muchos ejemplos de principios del siglo XX. Pero tal vez quien más popularizó el uso de este tipo de acordes fue György Ligeti en su obra Lontano.

Para hacernos una idea de cómo suena, podemos apoyar todo el brazo sobre el teclado de un piano para accionar muchas teclas continuas a la vez. Se trata de acordes enormemente disonantes y, por lo tanto, exoticos dentro de la armonía tonal que rigió la música occidental casi de manera exclusiva desde el siglo XVI hasta principios del XX.

En defintiva, que es algo que parece más propio de la segunda mitad del siglo XX, incluso de la actualidad, que de 1860, cuando Jacques Offenbach compuso su Carnaval des revues, obra en la que, valga la expresión, se cachondea de Wagner en línea con la opinión pública parisina de su época, que veía la llegada a la capital francesa del gran músico alemán como una especie de "invasión".

Éste es presentado en un breve e hilarante melodrama titulado Symphonie de l'avenir, en el que se aparece, cual caballo en cacharrería, entonando de forma estentórea su "Cabalgata de las valquirias" y presentando una extraña escena de boda acompañado por una orquesta plagada de politonalidades y "clústers". ¿Era Offenbach un visionario?

Lo que seguro era es un "cachondo mental"...

9.10.07

El "misterio de Chester" y la música del siglo XX


Durante la Edad Media proliferaron por Europa los "misterios" o "milagros" representados como obra teatral para explicar al pueblo pasajes de la Biblia (ya que el latín nadie lo entendía) o vidas de santos. En España tenemos un ejemplo muy representativo: el misterio de Elche.

Chester es una ciudad amurallada de Inglaterra que se encuentra a algo más de 300 km. al noroeste de Londres, muy cerca de Gales. Desde el siglo XIV se representan en ella diversos misterios y milagros cuyo origen está en la antigua abadía de St. Werburgh, actualmente la catedral de la ciudad. Dado lo reducido del recinto y la poca difusión que se podía conseguir, pronto los monjes que se encargaban de las representaciones cedieron el testigo a los diferentes gremios de artesanos de la ciudad que, montados en carros, se desplazaban por ella para que los misterios llegasen a todos sus habitantes.

Si bien hubo misterios de este tipo en otras ciudades inglesas, los gremios de Chester eran tan poderosos que en ninguna otra localidad se pudieron representar tantos diferentes, hasta 24. En el siglo XVI los misterios fueron prohibidos en todo el país y la última ciudad que resistió fue precisamente Chester, donde se mantuvieron hasta 1578. Siguieron casi cuatro siglos de olvido, hasta que en 1951 se resucitó la tradición en el marco del Festival Británico y desde entonces se viene representando cada cinco años. En 1980 se fundó una sociedad sin ánimo de lucro, la Chester Mystery Plays Ltd., con el fin de preservar esta ancestral tradición.

Dos grandes compositores del siglo XX se inspiraron en uno de los misterios de Chester para componer obras que tal vez no sean muy conocidas dentro de su producción: Benjamin Britten (Noye's Fludde) e Igor Stravinsky (The Flood).

Britten utilizó prácticamente intacto el texto de Chester para completar su ópera Noye's Fludde, Op. 59, en diciembre de 1957. El subtítulo que tiene lo deja claro: The Chester Miracle Play set to music. Britten pretendió mantener el estilo sencillo característico de la representación, hecha por no profesionales, y en la plantilla instrumental y vocal de su obra predominan los músicos y actores infantiles. La orquesta de niños la forman cuerda, flautas dulces, cornetas y percusión. Sólo Noé, su esposa y la voz de Dios son papeles asumidos por cantantes profesionales; también es profesional el conjunto de quinteto de cuerda, flauta de pico y percusión que aparece en la pieza.

Robert Craft adaptó parte del texto del misterio de Chester, junto con otro que se representaba en la ciudad de York, para que Stravinsky compusiese The Flood, una obra que se escribió expresamente para ser emitida por televisión. Se trata de un ejemplo de la última época del gran compositor (1962), dominada por un serialismo sui generis que parece poco apropiado en este caso, una obra casi con carácter didáctico, pintoresca, pensada para un público amplio y popular como el televisivo. La CBS la emitió el 14 de junio de 1962 en un programa que duró una hora. Como la obra de Stravinsky -un collage de los que tanto le gustaban, que incluye melodrama, ballet y canto- sólo dura unos 25 minutos, el resto del tiempo se rellenó con una introducción-sermón sobre el Diluvio Universal y los anuncios del patrocinador del programa, el champú Breck. Stephen Walsh, autor del artículo dedicado a Stravinsky en el New Grove lo llamó "la apoteosis de los estudios de mercado".