8.3.06
Del 10 al 1: Schubert
Un capricho del orden alfabético ha hecho que Schubert ocupe la 6ª plaza entre los diez compositores de los que más obras tengo, empatado a 144 con el 5º (cuyo nombre ya desvelaré).
Franz Schubert, nacido en Viena el 31 de enero de 1797 y fallecido en la misma ciudad el 19 de noviembre de 1828, es un autor lastrado por muchos tópicos. Algunos le consideran simplemente como un (excelso) autor de lieder. Otros piensan que fue un romántico exaltado (morir a los 31 años le hace sin duda candidato a tal título). Sin embargo, nos hallamos ante un músico que tocó todas las formas musicales, con mayor o menor éxito y, según muchos comentaristas, con el último de los clásicos antes que el primero de los románticos.
Sí, es cierto, Schubert compuso más de 600 lieder y alcanzó con ellos unas cotas sublimes. Fue el punto de partida para otros autores que cultivaron el género en los países germánicos y de su obra deriva en mayor o menor medida la de Schumann, Brahms, Wolf o Mahler. Schubert llevó asimismo a la perfección un nuevo género, el ciclo de lieder, con sus extraordinarios Die schöne Müllerin y Winterreise. Pero Schubert es algo más. Compuso una cantidad notable de música de cámara (tríos, cuartetos), para piano (sonatas, impromptus, momentos musicales), ópera (género en el que no tuvo éxito a pesar de producir en él numerosos títulos), religiosa (muchas misas de "agnóstico") y sinfónica. Otra cosa es que no se conozca o no se quiera conocer. Algunos de sus cuartetos, sus últimas sonatas para piano, las dos últimas sinfonías, deberían bastar para situarle en el lugar que merece en la historia de la música.
Curiosamente yo tardé bastante en llegar al Schubert de los lieder. Lo primero que conocí fue su célebre sinfonía Inacabada (durante muchos años considerada como la nº 8, actualmente, retirados los escasos bocetos de la llamada sinfonía nº 7 del canon sinfónico schubertiano, es oficialmente su séptima sinfonía), en un disco de vinilo correspondiente a una de esas colecciones de quiosco, interpretada por István Kertész y complementada con algunos extractos de Rosamunda. Ya en la era del disco compacto, me hice con la grabación de las sinfonías completas por Harnoncourt, con la que descubrí que Schubert había salido de ese extraño club de los compositores de "las nueve sinfonías" para pasar a tener sólo ocho (y eso que ahora circulan grabaciones de las "diez sinfonías"). Mucho después me hice con mi primer Winterreise, junto con algunos lieder y, desde luego, lo que escuché me llevó a querer más, aunque sólo últimamente he conseguido reunir un número considerable de obras de Schubert. En mi caso he notado una positiva evolución, del tópico (romántico autor de lieder) a la justicia (una de las grandes figuras de la música, culminación del clasicismo vienés). Ojalá muchos la siguieran.
(Dedico este texto a mi amiga negrasombra, me encantaría que lo leyera)
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Jaquino!! Qué ilusión... Tu amiga negrasombra lo ha disfrutado mucho.
Publicar un comentario