17.3.06

Las sinfonías de Beethoven: la Sexta


Normalmente encabezo esta serie de textos que dedico a las sinfonías de Beethoven con los retratos de aquellos a quienes están dedicadas. En algún caso no ha podido ser así porque me ha sido imposible encontrarlos. En éste, no lo hago porque los dedicatarios son los mismos que los de la Quinta (el príncipe Lobkowitz y el conde Razumovsky). La imagen del principio es la de Justin Heinrich Knecht, compositor nacido en Biberach (Alemania) el 30 de septiembre de 1752 y fallecido en la misma ciudad el 1 de diciembre de 1817. ¿Qué pinta aquí este músico, que fue organista en su ciudad natal y Konzertmeister en Stuttgart? Muy sencillo. En 1784 escribió una sinfonía que tituló, en francés, Le portrait musical de la nature, con un carácter abiertamente programático que le llevó a poner títulos característicos a sus movimientos.

Fue ésta, por tanto, una de las fuentes de inspiración para la Pastoral de Beethoven (por una vez el remoquete de la obra es debido al propio autor). Otra, su amor por la naturaleza. La obra fue compuesta entre los años 1807 y 1808, se estrenó en el célebre concierto del 22 de abril de 1808 y apareció publicada en Leipzig, por Breitkopf & Härtel, con el número de opus 68 en 1809.

Sí, Beethoven asignó títulos a sus cinco movimientos y en ellos se empeñó en describir la naturaleza: los cantos de aves que coronan el segundo movimiento, la fiesta campesina del tercero, la tormenta del cuarto... Pero no exigió al oyente que se imaginase lo que ahí se decía. La música también se debía disfrutar por sí misma, sin necesidad de buscar "el despertar de apacibles sentimientos al llegar al campo".

Estamos ante una de las obras más populares de Beethoven, cuya música ha sido exprimida hasta lo indecible especialmente por la publicidad. De jovenzuelo no dejaba de asombrarme que ninguno de los movimientos de la obra se hubiese librado de aparecer en anuncios de todo tipo. Es el precio de la celebridad, algo que para ciertos aficionados a la música se traduce en el ostracismo para las obras que "llegan hasta el populacho". Craso error.

Como siempre, versiones. Mi debilidad por el Beethoven del Furtwängler de la guerra es evidente y no puedo dejar de citar su grabación de los días 20-22 de marzo de 1944 con la Filarmónica de Berlín. Añadamos dos grabaciones clásicas e imprescindibles: André Cluytens con la Filarmónica de Berlín (EMI, finales de los años 50) y Bruno Walter con la Orquesta Sinfónica Columbia (Sony, 1958). No ha mucho levantó bastante revuelo la ya célebre grabación de Carlos Kleiber con la Orquesta Estatal de Baviera (Orfeo, 1983), al parecer la primera y única ocasión en la que Kleiber hijo se enfrentó a esta obra y que ha quedado preservada gracias a la grabación que su hijo hizo del concierto en un ancestral "cassette". Para algunos una de las mejores versiones de esta obra y para otros, poco más que un esnobismo ("Yo tengo la Pastoral de Kleiber, ¿tú no?").

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