3.3.06

Un repaso a mis ídolos: Gundula Janowitz


El de Gundula Janowitz fue uno de los nombres que más se repetían en los primeros discos que me compré (o, mejor dicho, que conseguía tras muchos ruegos que me comprasen mis padres: eran tiempos de vacas flacas...)

Nació en Berlín el 2 de agosto de 1937, aunque se formó musicalmente en Austria, concretamente en Graz, donde estudió con Herbert Thöney. Sus presentaciones en los principales teatros de ópera del mundo tuvieron lugar en 1960 (Ópera de Viena, como la Barbarina de las Bodas mozartianas), 1964 (Glyndebourne, como Idomeneo, compartiendo escenario con un joven y prometedor tenor italiano que respondía al nombre de Luciano Pavarotti), 1967 (Metropolitan, como Sieglinde) y, el más tardío, en 1976 (Covent Garden, como Donna Anna). Como siempre digo al hablar de cantantes, no tengo ni idea de técnica vocal y no sé hacer uso esas arcanas palabras en italiano que se suelen emplear para calificarlos; pero al igual que me atreví a señalar la belleza como la característica que yo destacaría en Lucia Popp, en el caso de Janowitz sería el poderío, la potencia. Nunca la he escuchado flaquear en ninguno de los registros de su voz. Algunos críticos la tachaban de fría, poco espectacular. Sin embargo yo me quedo con la opinión de otros que valoraban precisamente esa falta de tendencia al histrionismo, su elegancia basada en la música y la línea de canto más que en efectismos.

Se retiró en 1990; se dedica a la enseñanza e incluso duante una temporada (1990-91) dirigió un teatro, el Graz-Steiremark.

Parece ser que se valora mucho una faceta suya que precisamente es la más desconocida para mí: la de intérprete de lieder. Yo sólo he podido disfrutar, y mucho, de sus Cuatro últimos lieder de Richard Strauss con Karajan (DGG, 1974). Más trillado tengo su repertorio operístico, donde sobre todo brilló en papeles mozartianos y straussianos. De lo que conozco destacaría su Condesa en las Bodas dirigidas por Böhm (DGG, 1968), su Fiordiligi en el Così de Salzburgo en el que se conmemoró el 80º cumpleaños de Böhm (DGG, 1974), su extraordinaria Pamina en la Flauta de Klemperer (EMI, 1964, ¡¡27 añitos!!), su Fidelio/Leonora con Bernstein (DGG, 1978, una grabación que tengo en 3 LP y que me sirvió también para iniciar mi admiración por Lucia Popp), su Agathe en el Cazador Furtivo de Weber dirigido por Carlos Kleiber (DGG, 1973), su Ariadne con Kempe (EMI, 1969) y, como curiosidad, su aparición como una de las muchachas-flores en el mítico Parsifal del Festival de Bayreuth de 1962, bajo la dirección de Knappertsbusch.

Fuera de la ópera, me encantan sus intervenciones como Hanna en Las estaciones de Haydn (Karajan, EMI, 1973), como Klärchen en el Egmont de Beethoven (Karajan, DGG, 1969-70), en la Missa solemnis de Beethoven grabada por Karajan en 1966 y que cuenta con un cuarteto vocal "milagroso" (Janowitz, Ludwig, Wunderlich, Berry), en el Réquiem Alemán de Brahms (Karajan, DGG, 1964) y en las ya citadas Cuatro últimas canciones de Richard Strauss.

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