Apenas hay información en español sobre Max Reger, un compositor al que admiro profundamente y al que considero injustamente olvidado. Por eso hace un tiempo me lancé a buscar por Internet información sobre él y con lo encontrado, junto con datos sacados de las carpetillas de los discos que de su música poseo y algunas otras fuentes, como el breve artículo que le dedica el New Grove
, he elaborado una breve biografía que voy a ir publicando poco a poco en esta bitácora. Si con ello consigo que alguien más se interese en su música, lo daré por bueno
I -LOS PRIMEROS AÑOS: BRAND, WEIDEN (1873-1890)
En Bayreuth, casi diez meses después de la colocación de la primera piedra, las obras de la Festspielhaus avanzaban lentamente para disgusto de su impulsor, Richard Wagner. Al mismo tiempo, a unos 30 kilómetros, en la pequeña localidad de Brand, el matrimonio Reger esperaba su primer hijo. La asistencia de ese hijo, quince años después, a uno de las representaciones de Bayreuth sirvió para consolidar su vocación musical.
Johann Baptist Joseph Maximilian Reger, primogénito de Joseph y Philomena, nació el 19 de marzo de 1873. Brand se sitúa en el norte de Baviera, en la zona fronteriza con Bohemia conocida como Alto Palatinado, una región que también vio nacer a Christoph Willibald Gluck. Hay quien ha señalado a Reger como un autor eminentemente bávaro en el sentido que se da al calificativo cuando se aplica a compositores como, por ejemplo, Richard Strauss. Sin embargo, también hay quien propugna que las peculiaridades de su región dentro de Baviera, además de su interés por la música de Bach y la liturgia protestante le dan un aire diferente como para situarle en un contexto eminentemente católico como el bávaro.
Su familia era, sin embargo, católica y él así se consideró toda su vida, a pesar de una temprana renuncia religiosa a los 11 años de edad y de su boda con una mujer protestante según un rito luterano. Su padre, Joseph Reger (1847-1905) era maestro de escuela, pero tenía unos conocimientos musicales que le fueron suficientes no sólo para tocar el órgano, el contrabajo, el clarinete y el oboe, sino también para dar las primeras lecciones de música a su hijo y para escribir un libro de texto sobre armonía que tuvo bastante predicamento en su época. Su madre, Philomena Reichenberger (1852-1911), aunque también llegó a dar lecciones de piano a Reger, provenía de otro ambiente, de granjeros y pequeños industriales; era una mujer muy devota, de una religiosidad rayana en el misticismo.
El matrimonio tuvo cinco hijos, de los que sólo sobrevivieron dos: además de Max, Emma (1876-1944). Theodor (n. 1875), Alexander (n. 1877) y Robert (n. 1878) murieron al poco de nacer o en la infancia. Este hecho también marcó los primeros años de Reger.Joseph Reger obtuvo una plaza de maestro en Weiden al comienzo del curso escolar 1874/75. A esa cercana ciudad se trasladó, pues, la familia y allí pasó Reger su infancia y adolescencia. Joseph daba clases de alemán, historia, geografía, armonía, órgano y piano en la Präparanderschule (un centro de estudios previo a la universidad) de la ciudad y allí tuvo entre sus alumnos a Adalbert Lindner (1860-1946), que posteriormente se convertiría en maestro y biógrafo de Reger (su obra sobre la juventud del compositor, titulada Max Reger: ein Bild seines Jugendlebens und kunstlerischen Werdens apareció en Stuttgart en 1922).
A los cinco años, visto el talento musical de Max, empezó a recibir clases de sus propios padres. Sin embargo, estaba destinado a ser maestro de escuela y por entonces no había intención alguna de que los estudios pasasen de lo meramente necesario para ser un buen dilettante.
Sin embargo, Max aprendía con rapidez cualquier cosa que le enseñasen. Tanto que cuando fue matriculado en la escuela elemental, en 1878, hubo de cambiar de curso al cabo de cuatro semanas porque ya había cumplido con los objetivos marcados. Con su madre había aprendido a leer y a escribir, además de nociones de aritmética. Cuatro años después comenzó la escuela secundaria y las lecciones de música “serias” empezarían en 1884, a cargo de Lindner, que por entonces era maestro de música y organista en Weiden.
Lindner le enseñó piano haciendo hincapié en los modelos polifónicos de Beethoven y Brahms. En 1885, junto con su padre, montó en su casa el viejo órgano de la
Präparanderschule, que se convirtió en su instrumento particular y donde recibió las primeras lecciones para interpretarlo. Esto, unido a la condición de organista de su primer maestro sin duda debió de influir en la fascinación que ejerció el instrumento sobre él, que se tradujo en la obra organística quizá más importante desde Bach.
Desde 1886 y hasta el final de su relación como maestro y alumno, en 1889, Reger hizo en numerosas ocasiones de ayudante de Lindner en sus tareas como organista. El repertorio consistía sobre todo en obras de Mendelssohn, Schumann y Liszt. Aunque también aparecía en ocasiones la música de Bach, el conocimiento profundo de sus obras para órgano, así como de las de Brahms, no le llegaría a Reger hasta que comenzó a estudiar con Hugo Riemann.
Ese mismo año de 1886 acabó como alumno muy destacado sus estudios secundarios. Ingresó en la
Präparanderschule con vistas a comenzar la carrera de Magisterio. A la vez actuaba como organista en la parroquia de la ciudad, St. Michael, en las misas católicas de los domingos. Se daba la circunstancia de que por entonces en la iglesia se celebraban ritos tanto católicos como protestantes y este hecho sin duda sirvió para que el joven Reger entrase en contacto con la música litúrgica luterana, especialmente los corales. En mayo de 1887 tocó por primera vez en público fuera de una iglesia: fue en la posada
Zur Eisenbahn y la obra elegida fue la sonata para piano en fa menor del compositor bohemio Jules Schulhoff.
Las vacaciones de verano de 1887 las pasó Reger en Königsweisen, una elegante finca que un tío suyo de Viena, J. B. Ulrich, había comprado cerca de Regensburg, ciudad a la que acudía Reger de forma regular para asistir a las ceremonias religiosas de su catedral. En agosto del año siguiente su tío le llevó al Festival de Bayreuth, algo que marcó profundamente al joven aspirante a maestro con vocación musical.
Reger asistió a representaciones de
Parsifal, dirigidas por Felix Mottl, con la puesta en escena y los decorados originales de 1882 (se utilizaron hasta 1933) y también de
Die Meistersinger von Nürnberg, obra que era la novedad de ese año 1888 y de cuya dirección se encargó Hans Richter. Era la primera vez que Reger escuchaba una orquesta y veía un drama musical. La impresión fue tal que reunió el valor necesario para decirle a su padre que él lo que deseaba ser era músico y no maestro de escuela.
A raíz de esta visita y de los posteriores comentarios de Riemann en el sentido de que las improvisaciones organísticas de Reger se impregnaron de cromatismo wagneriano, se ha discutido mucho la influencia que pudo tener la música de Wagner sobre él. A pesar de la impresión causada por lo visto en Bayreuth Reger nunca mostró interés por el teatro musical. Más que el cromatismo, lo que le llamó la atención fue el uso de la polifonía que hacía Wagner, lo cual explica su devoción por fragmentos como el preludio del acto III de
Die Meistersinger o la célebre aria “O du mein sanfter Abendstern” de
Tannhäuser. Sin embargo, también son discutibles otras opiniones, como la de Hans Pfitzner, que dijo que Reger, dentro de los músicos de su generación, fue el único que casi no se vio afectado por el influjo de Wagner.
Al finalizar el verano de 1888 compuso Reger su primera obra orquestal. Se trataba de una obertura en si menor cuya partitura ocupaba unas 120 páginas. Lindner se la envió en noviembre a Hugo Riemann (1849-1919), que por entonces era considerado el principal musicólogo de Alemania. La respuesta fue positiva, aunque indicando que el joven talento debía dejarse influir menos por Bayreuth; además, le recomendó que compusiera cuartetos de cuerda para que desarrollase un sentido melódico. Reger respondió a Riemann en diciembre de 1888 agradeciendo los consejos y también el envío de unos libros de texto con los que empezó a estudiar por su cuenta.
Reger hizo caso a Riemann y en junio de 1889 le envió un Cuarteto en re menor en tres movimientos, en el último de los cuales, de carácter programático (titulado
Aufschwung,
Impulso), añadió un contrabajo a los cuatro instrumentos habituales. No llegó a dar número de opus a esta obra ni quiso verla publicada, pues la consideró siempre un mero ejercicio cuyo único objetivo era que Riemann valorase si se podía dedicar a la composición.
Ese año de 1889 Reger finalizó la
Präparanderschule y llegó el dilema. Aunque aceptó la petición de su padre para realizar el examen de ingreso en el Real Seminario de Maestros de Amberg, siguió insistiendo en hacerse músico. Le apoyó su maestro, Lindner y también la cantante de ópera, natural de Weiden, Wilhelmine Meyer. El tira y afloja se prolongó durante todo el año; finalmente los continuos ruegos de Lindner, del mismo Riemann y hasta de su madre consiguieron cambiar la opinión de Joseph Reger y Max pudo seguir una carrera musical.
La primera decisión fue quién elegir como maestro. Como hemos visto, había mandado a Riemann el cuarteto en re menor para que lo valorase, pero su padre le aconsejó que además se lo enviase a otro importante profesor, Joseph Rheinberger (1839-1901), que entonces daba clase en la Akademie für Tonkunst de Múnich. Rheinberger, a pesar de señalar la evidente inmadurez del trabajo certificó que el joven tenía aptitudes como para dedicarse profesionalmente a la música; sin embargo se mostró indiferente ante la posibilidad de aceptarle como alumno. Esta tibia respuesta, unida a que Lindner había hecho estudiar a Reger la teoría del fraseo de Riemann decantó la balanza hacia este último y el destino elegido sería Sondershausen, donde ejercía la docencia. Reger se aplicó ese invierno al estudio de los textos pedagógicos de Riemann, entre ellos uno que planteaba nada menos que 1.000 problemas de armonía.
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