5.10.20

Beethoven: Therese Malfatti: El último proyecto matrimonial (Bagatela para piano "Para Elisa" ["para Therese"] WoO 59)

 

Therese Malfatti: El último proyecto matrimonial de Beethoven

¿Quién no conoce la celebérrima bagatela para Elisa? Lo que quizá no sepa tanta gente es que su nombre debería ser, en realidad, para Therese. En el siguiente fragmento de mi Vida de Ludwig van Beethoven (pp. 169-173) os cuento la relación de nuestro genio con la noble familia vienesa de los Malfatti:

Poco después de conseguir, según él creía, la estabilidad económica, Beethoven debió de pensar en la formación de un hogar asimismo estable por medio del matrimonio. El 14 de marzo de 1809, pocos días después de la firma del contrato de anualidad, escribió a Gleichenstein, que se encontraba en Friburgo, lo siguiente: 

Ahora puedes ayudarme a encontrar esposa. De hecho podrías encontrar alguna bella joven en F[riburgo], donde te encuentras ahora, una que de vez en cuando concediese un suspiro a mis armonías. Pero no ha de ser como Elise Bürger (*). Si encuentras una, por favor establece la relación por adelantado – Pero ha de ser bella, pues es imposible para mí amar nada que no sea bello – o si no tendré que amarme a mí mismo. 

No parece que de momento la tentativa fuese exitosa, pero sería también Gleichenstein quien le ofreciese una nueva oportunidad, al presentar a Beethoven a la familia Malfatti. 

Los Malfatti von Rohrenbach zu Dezza (emparentados con el doctor Malfatti, que trataría más adelante a Beethoven), ennoblecidos desde 1785 y dedicados a la banca, eran una familia que había sido formada por Jacob Friedrich, casado con Therese von Velsern. Tenían dos hijas, Therese y Anna, cuyas edades, a comienzos de 1809, eran de 18 y 17 años, respectivamente. También tuvieron un hijo, Johann Baptist Jakob, nacido en 1795, que murió muy joven. Gleichenstein (que era barón desde 1808) presentó a Beethoven a esta familia probablemente a su vuelta de Viena desde Friburgo, en febrero de 1810. Beethoven sin duda se encontró muy cómodo en esa casa y agradeció a su amigo que le abriese sus puertas ya que allí se sentía «tan feliz con todos ellos, como si pudieran curar las heridas que me han infligido malas personas». Pero ocurrió que empezó a gustarle la hija mayor, al igual que a Gleichenstein la pequeña. El barón tuvo éxito y acabó casándose con Anna en mayo de 1811, pero el acercamiento de Beethoven a Therese no fue visto con buenos ojos por la familia. Una cosa era un barón, un noble, y otra un simple músico, un plebeyo con fama de excéntrico y malhumorado. Beethoven no pareció darse cuenta de ello; de su efusión amorosa surgió una de sus obras más conocidas, la bagatela para Elisa, que en realidad se tenía que titular para Teresa y cuyo autógrafo, perdido, (**) tal vez fuese enviado a su destinataria con la larga carta que Beethoven le mandó en mayo. 

La cosa tenía que ir en serio, pues el 2 de mayo Beethoven escribió a Wegeler a Coblenza pidiéndole un certificado de bautismo, requisito indispensable para el matrimonio: 

Querido y viejo amigo – Puedo imaginar que estas líneas mías te causarán cierto asombro – y a pesar de ello, aunque no tengas prueba escrita alguna, aún estás muy presente en mis pensamientos. – Durante mucho tiempo ha estado entre mis manuscritos uno pensado para ti, que ciertamente recibirás este verano. Hace un par de años mi modo de vida tranquilo, retirado, llegó a su fin y me vi lanzado por obligación a las actividades mundanas. Aún no me he formado una opinión favorable sobre ella pero tampoco en contra de ella – pero, ¿quién no se ve afectado por las tormentas del mundo exterior? Con todo, yo debería ser feliz, tal vez uno de los más felices de los hombres si el demonio no hubiese tomado posesión de mis oídos. – Si no hubiese leído en algún sitio que un hombre no debe partir voluntariamente de esta vida mientras le sigan quedando buenas obras que realizar, hace tiempo que ya no estaría – y desde luego por mi propia mano – Oh, la vida es tan bella, mas para mí está envenenada para siempre. –
No rechazarás mi petición amistosa si te ruego que me consigas mi partida de bautismo – Cualquier gasto que suponga el asunto, ya que tienes una cuenta con Steffen Breuning, lo podrás recuperar de inmediato de aquella fuente y lo haré efectivo de inmediato con Steffen aquí. – Si pensases que merece la pena investigar el asunto e hicieses el viaje desde Coblenza hasta Bonn, cárgame todo a mí. – Pero hay que tener en mente una cosa, esto es, que hubo un hermano nacido antes que yo que también se llamaba Ludwig con la adición de Maria, pero que murió. Para establecer mi edad más allá de toda duda, se ha de encontrar primero a este hermano, puesto que ya sé que con respecto a esto otros han cometido un error y se ha dicho de mí que soy más mayor de lo que soy. – Por desgracia yo mismo he vivido un tiempo sin saber mi edad – Tenía un registro familiar pero se perdió, sabe el cielo cómo. – Por tanto no te ofendas si te apremio para que prestes atención a este asunto, encontrar a Ludwig Maria y al presente Ludwig que nació después de él – Cuanto antes me envíes la partida de bautismo, mayor será mi agradecimiento – Me han dicho que cantas una de mis canciones en tu logia masónica, probablemente en mi mayor, que yo mismo no poseo. ¡Envíamela! Prometo recompensarte con el triple o cuádruple de alguna otra forma. – Piensa en mí con cariño, por muy poco que parezca yo merecerlo. – Abraza y besa a tu adorable esposa, a tus hijos, a todo aquel que sea querido por ti – en nombre de tu amigo
Beethoven 

Si hemos de tomar al pie de la letra lo dicho en la carta, los pensamientos suicidas seguían aún rondando la cabeza de Beethoven, aunque los contrarrestaba con esa voluntad de seguir teniendo «buenas obras que realizar». Por otra parte, vemos que aún continuaba pensando que su edad era menor de lo que realmente era y atribuía el «error» de que le dijesen que era dos años mayor a una confusión con su hermano Ludwig María, que, como sabemos, nació y murió en 1769. Por otra parte la opinión de Wegeler sobre la carta es la siguiente: 

Sin duda parece que en un momento de su vida Beethoven contempló el pensamiento de casarse, tras haber estado envuelto con frecuencia en asuntos amorosos, como han señalado estas Notizen (p. 105). Varios lectores han notado, como yo, la urgencia con que Beethoven, en su carta del 10 [sic] de mayo de 1810, me pedía que obtuviese su partida de bautismo. Insistía en sufragar todos mis gastos, incluso el coste del viaje desde Coblenza hasta Bonn y daba detalladas instrucciones sobre el cuidado necesario para tener la certeza de que la partida que obtuve era la correcta (p. 45).
Encontré la solución al enigma en una carta de mi cuñado, Stephan von Breuning, que me escribió tres meses más tarde. Dice: «Beethoven me dice al menos una vez por semana que quiere escribirte. Sin embargo, creo que sus planes de matrimonio se han desbaratado y por tanto ya no siente tanta urgencia para obtener su partida de bautismo».
Así, Beethoven aún no había abandonado el pensamiento de matrimonio en su trigésimo noveno año. 

Así pues, a los pocos meses los planes «se habían desbaratado». ¿Qué había pasado? Algo había hecho Beethoven que había desagradado a los Malfatti, es probable que su actitud hacia Therese, y de alguna manera se lo habían transmitido a Gleichenstein, ya que sabían que este informaría a Beethoven. No se sabe qué le dijo el barón, posiblemente que los Malfatti ya solo deseaban recibirle en su casa cuando se hiciera música, pero sí que se conserva la afligida respuesta de Beethoven: 

Tus noticias me sumergieron de nuevo desde las regiones del más elevado éxtasis a las profundidades. ¿Por qué el añadido, que me harías saber cuándo habría otra velada musical? ¿No soy entonces nada más que su músico o el músico para los demás? – Esto al menos es como se puede entender. No puedo, por tanto, buscar apoyo más que en mi propio corazón; no hay nada para mí fuera de él. No, nada sino heridas me han llegado desde la amistad y sentimientos parecidos – Sea, pues, que para ti, pobre B, no hay felicidad en el mundo exterior, la has de crear en ti mismo. Solo en el mundo ideal encontrarás amigos. Te ruego que tranquilices mi mente indicándome si ayer fui culpable de alguna falta de decoro o si no puedes hacer otra cosa que no sea decirme la verdad, la escucharé con tan buena disposición como yo la digo – Aún hay tiempo; la verdad tal vez pueda ayudarme todavía. Adiós – no dejes que tu amigo Dorner sepa nada de esto.

(*)Elise Bürger (Hahn de soltera) fue la tercera esposa del poeta Gottfried August Bürger, matrimonio que solo duró dos años.

(**)La obra no apareció publicada, por Ludwig Nohl, hasta 1867. Este estudioso lo hizo a partir del autógrafo, que Therese conservó hasta su muerte, en 1851, y que luego estuvo en poder de una dama llamada Babette Bredl, que fue quien se lo mostró a Nohl en 1865. Nohl copió del manuscrito «Für Elise am 27. April zur Erinnerung an L. v. Bthvn» («Para Elisa, el 27 de abril, como recuerdo de L. v. Bthvn») y es probable que, dada la terrible caligrafía de Beethoven, errase el nombre de la destinataria, aunque siguen planteadas todo tipo de dudas.

Aquí tenéis la famosa bagatela.

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