Franck: Symphonie en ré mineur
Saint-Saëns: Symphonie "avec orgue"
Maurice Duruflé - Orchestre du Capitole de Toulouse - Orchestre de la Societé des Concerts du Conservatoire
Michel Plasson - Georges Prêtre
EMI La voix de son maître CDM 4 78717 2
Grabado en 1963 (Saint-Saëns) y 1985 (Franck)
Los sentidos y la memoria están firmemente conectados. Se dice que es el olfato el que más ayuda a evocar los recuerdos, pero en ocasiones el oído también puede servir para hurgar en los más o menos recónditos rincones de nuestra memoria.
El disco que traigo hoy es precisamente un ejemplo de ello para mí. No está aquí porque lo recomienden encarecidamente los críticos, a pesar de que las orquestas y los directores que lo protagonizan suelen ser una garantía en estos repertorios. La razón es que el momento en que lo compré coincidió temporalmente con otra adquisición que fue muy importante para mí y que es el origen primero de lo que ahora voy publicando en otra de mis bitácoras: Madrid, sus viejas calles.
Por aquel entonces (hacia 1994) mi colección de discos era aún limitada y podía hacer cosas que hoy en día, por una u otra razón me están vetadas, como el poder pasar las tardes casi completas sentado en un sillón leyendo y escuchando música. Otra costumbre que tenía y que mi casi frenético ritmo actual de compra de discos -ya más moderado- me impide es hacer una especie de "inmersión" en lo último que había adquirido, es decir, pasar días y días escuchándolo hasta que casi aprendía de memoria la más mínima inflexión de la música que iba entrando por mis oídos.
Coincidió, pues, mi inmersión en esta grabación de dos de las más grandes obras sinfónicas del romanticismo tardío francés (una de mis épocas musicales favoritas) con otra inmersión, esta vez en la enciclopédica obra de Pedro de Répide sobre las calles de Madrid. Una lectura voraz, placentera, que complementaba con consultas a los otros muchos libros que había ido comprando sobre la villa que me vio nacer. Por eso no me resulta ahora extraño que cuando escucho ese "Lento" con que empieza la magna obra de Franck la imagen que asalta mi memoria sea, por ejemplo, la de una vieja foto de la desaparecida iglesia del Convento de Santo Tomás, que hasta 1875 estuvo en la calle de Atocha, o que cuando el viento madera hace sus poderosos giros en ese mismo primer movimiento pasen fugazmente ante mí los floripondios o los dibujos de Esplandiu que adornan la edición que compré del libro de Répide.
Así que no sólo razones musicales (la belleza y la fuerza de las obras, lo bien leídas que están aunque siempre sean otras las versiones recomendadas) sino también sentimentales serían las que me llevasen a tener este disco en mi isla desierta particular, claro está, siempre acompañado de ese librote de Répide que me convenció para hacer mi propia "actualización enciclopédica" que explicase los nombres de algunas de las calles de Madrid.
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