25.5.07

Del 10 al 1: Beethoven


Y con Beethoven termino este repaso "del 10 al 1" que casi me ha llevado dos añitos. Beethoven es el tercero en la lista, pero el primero en mis preferencias. ¿Por qué? Contestar a eso sería como encontrar la solución al tópico dilema "¿a quién quieres más, a mamá o a papá?"

Mis primeros discos fueron un grupo de siete comprados en algo semejante a esas mesas que en las rebajas se ven rodeadas de señoras a la busca de gangas que no se andan con chiquitas. Era una oferta de "7 discos 100 pesetas", y entre esos siete había cuatro de Beethoven, que aún conservo. Eran la 5ª dirigida por Hans Swarowski, un notable maestro de directores no tan notable como director él mismo y la 9ª por Horenstein, tan revalorizado últimamente. Ambos discos son del sello Marfer, ligado a una célebre y desaparecida cadena de tiendas de discos llamada MF, que los de mi edad tal vez recordarán con cierta nostalgia. Además, una 3ª y una 5ª por directores "ficticios" que aún no he podido averiguar de quién son en realidad, aunque podría tratarse de Eugen Jochum. El sello es Doblón.

Con esos comienzos no fue difícil colocar a Beethoven en el centro de mi afición. Creedme si os digo que me llevé un disgusto cuando vi que Mozart le superaba en número de obras dentro de mi fonoteca. Para mí era hasta entonces como la Basílica de San Pedro, que marca lo más grande que puede ser un templo católico. Nadie podía estar mejor representado que Beethoven... Pero bueno, no hay torre que por muy alta que sea no acabe cayendo. Y, en todo caso, el número total de obras es un dato muy engañoso, como dije al comenzar esta serie. Tener casi 200 obras de Bach puede parecer mucho, pero no lo es si se compara con las 1.200 que componen su catálogo. Sin embargo, tener 32 obras de Webern, 11 de Varèse ó 19 de Mahler puede significar casi el 100% de su producción.

Cuando me planteé escribir este mensaje me propuse no decir nada de Beethoven. Y lo he conseguido. Como curiosidad, terminaré con la situación de este "cuadro de honor" tal y como está hoy, 25 de mayo de 2007. Ha habido algunos cambios:

1- Mozart (326)
2- Haydn (274)
3- Beethoven (255)
4- Bach (196)
5- Schubert (146)
6- Poulenc (144)
7- Fauré (106)
8- Reger (101)
9- Brahms (98)
10- Händel (93)

(Se cayó Schumann y entró Reger...)

16.5.07

¿Compuso Holst algo además de "Los planetas"? (Raros y rarezas)


Muchos son los compositores a los que sólo se conoce por una obra y esa celebridad oscurece el resto de su producción. Uno de los casos más claros es el de Gustav Holst, el autor de la celebérrima suite Los planetas.

Ni que fuese lo único que escribió. Ni siquiera es, para muchos comentaristas, lo mejor que escribió.

Holst nació el 21 de septiembre de 1874 en Cheltenham, Inglaterra, en el seno de una familia de músicos de origen ruso-germánico, concretamente de la ciudad de Riga que, aun perteneciendo a Rusia albergaba una importante colonia de origen alemán. Su bisabuelo fue músico de la corte imperial rusa. Las primeras lecciones musicales las recibió de su padre, Adolph Holst, que era profesor de piano. Además de en ese instrumento también le enseñó a tocar el violín y el trombón. En 1893 ingresó en el Royal College of Music; allí conoció a Vaugham Williams, con quien estableció una duradera amistad. Entre 1898 y 1903 trabajó como pianista de ensayos en la compañía de ópera Carla Rosa; posteriormente los puestos que ocupó fueron sobre todo docentes. También realizó numerosas giras por el extranjero. Murió, a causa de una úlcera duodenal, en Londres el 25 de mayo de 1934.

La mala salud (una neuritis en el brazo) le impidió seguir una carrera como concertista. Fue un compositor de evolución lenta y sólo alcanzó la madurez como tal pasados los 40 años de edad. Se interesó por la filosofía oriental y la literatura sánscrita, que influyeron poderosamente en muchas de sus obras.

De su matrimonio con Emily Isobel Harrison tuvo a su hija Imogen (1907-1984), que se convertiría en catalogadora de la obra de su padre, pero también en su crítica más implacable; llegó a impedir en ocasiones que se grabaran e incluso se sacaran del olvido diversas obras de Gustav que no merecían su aprobación.

En mi fonoteca poseo grabaciones de 18 obras de Holst. Yo recomendaría prácticamente todas, pero si hubiese que seleccinar sólo dos de ellas, me quedaría con Egdon Heath, Op. 47/H. 172, de 1927 y, sobre todo, con The Hymn of Jesus, Op. 37/H. 140, de 1917, que para muchos es su obra maestra.

Más información y algún ejemplo en el foro.

10.5.07

Los discos de la isla desierta: Rajmáninov por Byron Janis


Byron Janis: Rachmaninoff: Piano Concerto no. 2 - Piano Concerto no. 3
Antal Dorati - Minneapolis Symphony Orchestra - London Symphony Orchestra
Prelude in C-sharp minor - Prelude in E-flat major

Mercury Living Presence 432 759-2

Grabado en 1960-61

Rajmáninov es un compositor "atípico", que siguió utilizando un lenguaje plenamente romántico bien avanzado el siglo XX. Según su propia definición, no pertenecía "ni a su tiempo ni a su país", aunque lo segundo habría que verlo. La nostalgia del exiliado marca profundamente su obra, de eso no hay duda.

El Segundo Concierto para piano, junto con la Rapsodia Paganini tal vez sean sus obras más célebres. Sin embargo, de sus cuatro conciertos mi preferido es el denso Tercero; el comienzo de este concierto es uno de los más memorables de los que he escuchado (y no son pocos).

Por eso he querido poner en esta sección de los discos de la isla desierta una grabación que me gusta especialmente de este Tercer concierto de Rajmáninov. Se debe a un pianista que no es muy conocido para el aficionado medio, Byron Janis, que tal vez merecería más fama aunque sólo fuese por lo interesante de su vida.

Janis nació en Pennsylvania en marzo de 1928 y se puede decir que fue un "niño prodigio", pues su primera actuación pública tuvo lugar en la radio cuando sólo tenía cinco años. Tuvo varios maestros; el más célebre de todos fue Vladimir Horowitz, que lo tomó bajo su tutela (fue su primer alumno) de una forma curiosa porque no fue el principiante quien fue a buscar al maestro, sino al revés. El 20 de febrero de 1944 Janis tocó el Concierto nº 2 de Rajmáninov con la Orquesta de Pittsburg (a la que dirigía un joven de 14 años llamado Lorin Maazel) y entre la audiencia estaba el gran pianista, que pidió al joven talento que estudiase con él.

Tras su primer recital en el Carnegie Hall, en 1948, empezó su carrera internacional; uno de sus puntos álgidos tuvo lugar en 1960, cuando se convirtió en el primer artista estadounidense en traspasar el "telón de acero" al viajar a la URSS en el marco del primer programa de intercambio cultural entre ambos países (programa que también supuso, por ejemplo, que Sviatoslav Richter se presentase en Estados Unidos y realizase allí su mítica grabación del Segundo Concierto de Brahms con Chicago y Leinsdorf). Volvió en 1962 y allí se realizaron las primeras grabaciones hechas totalmente por técnicos y equipos norteamericanos en la Unión Soviética, técnicos y equipos del sello Mercury (hoy propiedad de Universal por medio de Philips), que también es el editor de la grabación que nos ocupa.

También realizó labores de investigación musicológica y se le debe el descubrimiento de varios manuscritos inéditos de Chopin en Francia y Estados Unidos. Su carrera se ha visto muy afectada por la enfermedad: una artritis psoriática que padece desde 1973 y que le afecta a las articulaciones de muñeca y dedos; en 1985 la Primera Dama de los Estados Unidos, Nancy Reagan, le presentó como embajador para las artes de la Fundación de la Artritis.

Actualmente vive en Nueva York, junto con su esposa, la pintora María Cooper Janis, hija del gran actor Gary Cooper. Su página Web oficial está en construcción. Tal vez pronto se pueda encontrar allí jugosa información sobre él y sus actividades.

Os espero en el foro.