31.3.25

Schoenberg: "Verklärte Nacht" Op. 4, dirigida por Pierre Boulez

Pierre Boulez en 1968
(Foto de Joost Evers, CC BY-SA Archivo Nacional de los Países Bajos)

No hace mucho, una contertulia de Mastodon (¡gracias, Salome!) me recordó que este año de 2025 también se cumple el centenario del nacimiento de Pierre Boulez, uno de los músicos más importantes del siglo XX. Yo contesté que lo admiraba más como director que como compositor pero que, en efecto, era digno de ser recordado como otros músicos que están apareciendo por aquí. Boulez, nacido en Montbrison, Loira, el 26 de marzo de 1925 y fallecido en Baden-Baden el 5 de enero de 2016, llevó el serialismo de su admirado Webern (no lo inventó él, pero tal vez fue quien más experimentó con este método schoenbergiano) más allá de ordenar de una u otra forma los doce sonidos de la escala cromática: lo aplicó al ritmo, al timbre, a la intensidad del sonido... Yo, sintiéndolo mucho, no lo puedo seguir hasta allí. Sin embargo, reitero mi admiración como intérprete, ya sea al frente de su Ensemble InterContemporain o de otros conjuntos orquestales. Disfruto de sus lecturas de Webern, Schoenberg (como la que hoy os traigo), Berg, Stravisnky e incluso de compositores con los que difícilmente se lo relacionaría, como Bach o Händel. Aquí tenéis su interpretación de la Noche transfigurada de Schoenberg.


 

17.3.25

Satie: "Gymnopedie" n.º 1

Erik Satie hacia 1920, fotografía de Henri Manuel

La verdad es que este año de 2025 doy una patada en el suelo y me salen varias efemérides musicales dignas de atención... Por ejemplo, hará cien años que nos dejó Erik Satie, un compositor más que interesante, curioso, extraño... Ya hace tiempo hablé por aquí de él. Primero le dediqué, cuando esta bitácora tenía "secciones" una de las entradas de "Raros y rarezas". Luego, otra sobre una de sus obras, Vexations, que dio lugar a una excéntrica forma de interpretarla. De momento, si os leéis esas dos antiguas entradas (son de 2008) ya tendréis una idea de cómo era este artista. Alguna cosa más diré de él en próximas semanas. De momento, os dejo su obra más conocida, la primera de sus tres Gymnopedies. Disfrutadla.

10.3.25

Alessandro Scarlatti: "Care selve, amati orrori", de "Il giardino d'amore"

El cardenal Pietro Ottoboni, por Francesco Trevisani
(Bowes Museum, Barnard Castle, RU)

Alessandro Scarlatti nació en Palermo en 1660. Muy pronto obtuvo su primer éxito, la ópera Gli equivoci nel sembiante, que se estrenó en Roma en 1679. Gracias a ello fue nombrado maestro de capilla de la reina Cristina de Suecia, que vivía en Roma su exilio tras su conversión al catolicismo. Sin ermbargo, sus obras no eran del agrado del papa, con lo cual no tardó en marcharse a Nápoles, donde fue, entre otras cosas, maestro de capilla del virrey, el marqués del Carpio. Allí estuvo hasta 1703, cuando regresó a Roma, donde, entre otros, estuvo al servicio del cardenal Pietro Ottoboni, quien además le suminsitró textos para algunos oratorios. De esta época data la otra obra de él que conozco (aparte del Stabat Mater que ya os traje por aquí), la cantata Il giardino de amore, escrita entre 1700 y 1705. De ella os pongo la primera de sus arias. Scarlatti, tras no encontrar un puesto fijo, volvió a Nápoles, donde murió el 22 de octubre de 1725.


3.3.25

Bizet: Sinfonía en do mayor

Bizet hacia 1860

Una de las primeras frases del artículo que el New Grove dedica a Bizet no puede ser más deprimente: "Bizet podría haber sobrepasado a los muchos compositores activos en Francia en el último tercio del siglo XIX de no haber sido por su prematura muerte a los 36 años de edad". Deprimente, pero no exenta de razón. Bizet mostró muy pronto sus dotes musicales; su padre era un modesto maestro de música y compositor y su madre también tenía conocimientos en este campo. Probablemente fue la primera que se los inculcó: le enseñó solfeo y piano.

Con solo nueve años entró en el Conservatorio, donde ganó todos los premios habidos y por haber, incluido el célebre "Premio de Roma" (ya hablaremos de ello en su momento). Y con diecisiete, en el otoño de 1855, emprendió la tarea de escribir su primera sinfonía, que tuvo como modelo al compositor que más lo influyó en sus años de aprendizaje: Charles Gounod. Apenas tardó cinco semanas en terminarla y, tal vez porque pensase que las mencionadas influencias fuesen demasiado evidentes, no llegó a editarla, de modo que la obra no se estrenó hasta el 26 de febrero de 1935, cuando Felix Weingartner, azuzado por el historiador musical Douglas Charles Parker, la presentó en Basilea.  Aquí la tenéis, interpretada nada menos que por Bernard Haitink al frente de la Orquesta del Concertgebouw.