21.2.22

Zemlinsky: "Die Seejungfrau"


Abro un pequeño paréntesis en el homenaje a Scriabin para dedicar siquiera una entrada a uno de esos compositores de los que un admirado y añorado contertulio musical (un saludo si lee esto, milord) decía que "la vida es demasiado corta como para dedicarles algo de nuestro escaso tiempo" (algo con lo que, evidentemente, no estoy de acuerdo). Alexander von Zemlinsky forma parte de ese grupo de compositores posrománticos germánicos (como Reger o Busoni; sé que Busoni era italiano pero vivió más tiempo en Alemania que en su país natal y fue más germano que meridional) que llevaron la armonía tonal hasta los límites, pero sin traspasarlos. Unos compositores que a mí -raro que es uno- me interesan bastante.

Y traigo aquí a Zemlinsky porque, aunque pretendo "normalizar" la actualización de este blog, el caos en que lleva sumido más tiempo del aconsejable me hizo olvidar que el año pasado también se cumplía un aniversario redondo de este compositor vienés. Nació el 14 de octubre de 1871 (aunque en más de un sitio he visto 1872 y ya no sé si es una errata o una duda) y, por tanto, en 2021 se cumplió su sesquicentenario.

Zemlinsky, proveniente de una familia de origen eslovaco por parte de padre y sefardí por parte de madre, estudió en el Conservatorio de Viena y sus primeras obras impresionaron a Johannes Brahms, que lo recomendó a su editor, Simrock. Pronto empezó a dedicarse a la docencia; entre sus alumnos estuvieron los tres componentes de la que luego sería la Segunda Escuela de Viena: Berg. Webern y, sobre todo Schoenberg, con quien acabó emparentado, pues don Arnold se casó con una hermana de Zemlinsky. También ocupó puestos de director en diversas orquestas y teatros de ópera de Centroeuropa, fue colaborador de Mahler (por cierto, Zemlinsky fue novio de Alma Schindler antes de que esta lo abandonara para irse con don Gustav), tuvo entre sus asistentes a Erich Kleiber o Georg Szell y acudió a Berlín llamado por Otto Klemperer. Sin embargo, su época más fructífera, como director y como compositor, fue su etapa en Praga, a pesar de la situación un tanto incómoda de los germanoparlantes tras la independencia de Checoslovaquia.

Volvió a Alemania, pero con la llegada del nazismo marchó a su país y, tras la anexión de Austria en 1938 huyó a Estados Unidos, donde sobrevivió a base de encargos de escasa importancia. Cuando murió, el 16 de marzo de 1942, en Larchmont, estado de Nueva York, ya nadie se acordaba de él.

Su obra no es muy abundante; merece la pena darle al menos un tiento. Escribió óperas, música de cámara y sinfónica, obras corales, canciones... Lo que os traigo hoy es una fantasía sinfónica, Die Seejungfrau, esto es, "La sirenita", escrita en 1902-03 y basada en el cuento de Hans Christian Andersen, en la interpretación de uno de los dos directores que más ha hecho por recuperar su música, Riccardo Chailly (el otro es James Conlon).


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