11.1.08

Los discos de la isla desierta: el "legado" de Furtwängler


Das Vermächtnis - Wilhelm Furtwängler

Deutsche Grammophon 439 832-2

Grabado en 1942-54 (8 discos)

Incluye obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Schumann, Schubert, Brahms, Bruckner, Wagner, R. Strauss y Furtwängler, además de extractos de conferencias y entrevistas.

Quiero comenzar bien el año, con un ábum (dos en realidad, porque viene en dos cajas de 4 discos compactos cada una) que para mí supuso no una primera vez, sino muchas.

Fue la primera vez que me compraba una grabación de Furtwängler; fue la primera vez que me compraba una grabación de las llamadas "históricas", y fue la primera vez que compraba en la tienda Zweitausendeins, una especie de "Círculo de lectores" alemán para quien Deutsche Grammophon editó en exclusiva estos álbumes. (Prometo dedicar un próximo mensaje a las tiendas de música en Internet, que me conozco unas cuantas).

He de confesar que me quedé encandilado, y en los más de cinco años transcurridos desde esta adquisición nunca he dejado de volver a estos discos. Cierto es que a unos más que a otros; por ejemplo, la Quinta de Beethoven que incluye el segundo disco es, de lejos, mi favorita. Fue lo primero que escuché. El sonido no era perfecto: a su antigüedad (es una grabación del 27 de mayo de 1947, del segundo concierto que dirigió Furtwängler en Berlín tras su proceso de "desnazificación") se une el ser una grabación en vivo, en la que no se pueden esconder las imperfecciones. ¡Y qué maravilla de imperfecciones!

Siempre suelo utilizar la Quinta como calibre cuando adquiero una grabación completa de las sinfonías. Hay dos pasajes en los que me fijo especialmente: los tres acordes en forte de los compases 19-21 y la célebre cadencia del oboe del compás 268. En el primer pasaje no hay más que silencios de negra entre los acordes, también de negra. Furtwängler los alarga dando un carácter dramático a ese final de la celebérrima primera frase de la obra. En el segundo, marcado Adagio, alarga también casi hasta el infinito los dos calderones del compás. Prácticas que en el mundo de purismo que hoy en día se vive parecen "desfasadas", pero que para mí hacen que ésta sea la primera entre las muchas versiones de esta obra de las que dispongo.

Pero no sólo hay que destacar esta grabación; del mismo concierto hay una tensa y dramática obertura Egmont (¿dónde estará la Sexta que lo complementaba?) y otras grabaciones yo diría que "imprescindibles" son la Cuarta de Schumann de estudio (14 de mayo de 1953) o la Primera de Brahms del memorable concierto del 10 de febrero de 1952 (del que también se incluye una magnífica Inacabada de Schubert).

En definitiva, que en mi isla nunca podrían faltar estos álbumes que sólo se pueden conseguir en la tienda citada, si bien las grabaciones han aparecido en otros muchos formatos y publicaciones discográficas.

1 comentario:

Fernando Vasconcelos dijo...

Podes comprar em formato electrónico do site da Deutsche Grammophon algumas destas gravações. São um espectáculo !