5.6.06

Del 10 al 1: Bach


Llego al puesto cuarto de mi cuadro de honor particular y allí encuentro a Johann Sebastian Bach. Como ya dije en otro mensaje, contar con 186 obras de Bach en la fonoteca no tiene por qué ser muy significativo si pensamos que su catálogo llega hasta las cercanías de las 1.200; en todo caso esas 186 obras incluyen casi todo lo mejor que salió de la prodigiosa mente del Kantor de Santo Tomás.

(Lo cierto es que son algo más de 186, puesto que, por ejemplo, he considerado El clave bien temperado como una sola obra -dos realmente- cuando en realidad cada uno de sus preludios y fugas tiene un número distinto en el catálogo de Schmieder)

Bach fue miembro de una dinastía de músicos que se ha documentado hasta el siglo XVI; algunos de sus 20 hijos también fueron grandes músicos y uno de ellos, Carl Philipp Emmanuel, incluso le superó en fama en el siglo XVIII.

Y es que Bach nunca dejó de ser conocido entre los músicos profesionales, que siempre le consideraron como un referente en cuanto a la técnica, ya fuese para practicar en el teclado o para dominar el contrapunto. Muchos de los grandes compositores posteriores a Bach utilizaban su Clave bien temperado o hacían arreglos para diversas instrumentaciones basados en sus obras (por ejemplo, Mozart y sus preludios y fugas KV 404a). Sin embargo, no caló en el gran público.

Bach nació en Eisenach el 21 de marzo de 1685. Las primeras lecciones de música las recibió de su padre, Johann Ambrosius Bach, que era trompetista en la orquesta de la corte de aquella ciudad. Al morir Johann Ambrosius el pequeño Bach fue recogido por su hermano mayor Johann Christoph, que vivía en Ohrdrüf; a los 15 años Bach formaba parte del coro del monasterio de Michaelis de Lüneberg. Cuando mudó la voz se quedó allí como instrumentista. A partir de ahí su vida es un constante ir y venir por diversas ciudades de Alemania (Weimar, Arnstadt, Mühlhausen, otra vez Weimar, Cöthen...) hasta que en 1723 obtuvo el puesto de Kantor (director musical) de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, cargo que ocupó hasta su muerte, acaecida en esa ciudad el 28 de julio de 1750.

Bach y su música suelen ser caballo de batalla en las disputas que de vez en cuando se pueden leer sobre los modos de interpretación: "romanticistas" frente a historicistas. Durante muchos años, se ha interpretado a Bach sin tener en cuenta cómo creó él sus obras; en nombre de la "intemporalidad" de su música no ha habido reparos en tocar sus obras para clave en pianos o sus cantatas y pasiones con grandes orquestas sinfónicas especializadas más bien en otros repertorios. Los historicistas han pretendido "depurar" estos modos de interpretación para intentar acercarlos más a las primitivas intenciones del compositor. Esto es lo que hay. Mis opiniones al respecto las resumiré de forma lacónica:

- Yo sí creo que Bach es "intemporal", pero sólo y exclusivamente porque su música ha pasado a la posteridad dado que es de una enorme calidad. Es decir, para mí también serían "intemporales" Vivaldi, Telemann o Händel (y Haydn, Mozart, Beethoven, Brahms, Mahler, Stravinsky...) Esta "intemporalidad" no me sirve como excusa para que se pueda hacer cualquier vagabundería con la música de Bach. Ni tampoco para extraer al hombre de la época en que le tocó vivir. No creo en la tesis unamuniana de la obra como algo independiente de la vida de quien la creó: la música que compusieron los genios es inseparable de su vida y sus vidas no se pueden entender fuera del contexto histórico en que se desarrollaron.

- Prefiero escuchar la música de Bach en versiones historicistas. ¿Quiere esto decir que reniegue de las "otras"? En absoluto. Yo también disfruto con las "Gouldberg", con las suites para violonchelo por Casals, con las sonatas y partitas para violín por Milstein o con la "Pasión según San Mateo" por Klemperer. Sin embargo, Hantaï, Bylsma, Sigiswald Kuijken o los MAK son mi elección principal y lo que recomendaría a cualquiera que me preguntase. Esto no implica que también ponga mis objeciones a ciertos criterios historicistas, como por ejemplo las interpretaciones en las que sólo un instrumentista o cantante toca su parte (lo que en inglés -creo- se conoce como OVPP: One Voice per Part). ¿Bach indicó que sólo un cantante por parte integrase el coro porque era eso lo que quería o porque no tenía medios a su alcance? Dudas como ésta y mi oposición a cualquier tipo de dogmatismo es lo que explica mi postura (además de mi gusto personal, que es lo mas importante, ¿o no?)

No quiero terminar sin poner un par de ejemplos. Concretamente serán dos formas casi opuestas de interpretar una misma pieza; una pieza que me parece de lo más ultraterreno que escribió Bach: el preludio de la suite para violonchelo nº 1 en sol mayor. En un rincón, la visión del "redescubridor" de estas obras, la de un artista formado en el siglo romántico por excelencia, del que tal vez haya sido el más grande violonchelista del siglo XX:

Pablo Casals

Y en el otro, la de uno de los nombres más importantes dentro de la revolución historicista, uno de los pioneros de ella, además de un grandísimo y genial violonchelista:

Anner Bylsma

Que lo disfrutéis.

1 comentario:

Scriabinian dijo...

¡186 obras de J.S.Bach! Qué bárbaro, Jaquino. Lo que me pregunto es donde meterás todos esos cds.
Me parece muy razonable tu planteamiento acerca de la elección entre romanticismo o historicismo. Yo también opino que adoptar una postura radical en este asunto significa perderse visiones que pese a ser diferentes pueden llegar a ser realmente interesantes y enriquecedoras.

Un saludo.