11.8.14

Johann Strauss (hijo): "Die Fledermaus"

Con relación a esto de la "música ligera" o "para divertirse", me viene al pelo un texto que encuentro en la carpeta del último LP de vinilo que me compré, hace ya 25 años; su autor es Volker Scherliess y dice:
En la vida musical, en el sentido más corriente del término, se ha introducido una diferencia entre dos tipos de música que, aparentemente, se oponen radicalmente uno a otro: música ligera y música seria. En la primera categoría nos encontraríamos con la que sirve para divertir al oyente -desde el éxito popular que ayuda a distraerse después de una jornada de trabajo hasta la música de fondo que se escucha en compañía agradable, pasando por la música de baile o la que oímos constantemente en los lugares públicos; en resumen: toda aquella música que no requiere  necesariamente una escucha atenta y consciente. Por música seria se entiende toda la que constituye un arte en su más amplia acepción, de la vanguardia contemporánea a los "organa" de Perotinus Magnus, incluyendo casi automáticamente toda la música de épocas anteriores a la nuestra. Incluso las obras barrocas o clásicas que en su tiempo no tuvieron otro fin que el de divertir al público constituyen hoy para  nosotros obras "serias", documentos de un gran valor artístico. Es casi imposible decir en qué momento se produjo esta separación (el concepto romántico-idealista de la obra musical tuvo sin duda un papel decisivo en ello), pero es cierto que en muchas ocasiones dicha separación se realiza de manera arbitraria y que se aleja de su significado original.
Herr Scherliess se refería en su texto a la Kleine Nachtmusik y a la Serenata Posthorn de Mozart, obras sin duda pensadas para divertir a su público y, por tanto, encuadrables en la "música ligera". Pero claro, si comparamos esto con lo que hoy en día sería equiparable (por ejemplo, las diversas "canciones del verano"), tal vez no tendríamos las mismas dudas que el autor.

Pero vayamos a la música. Muchos vemos todos los unos de enero el Concierto de Año Nuevo de Viena (aunque esté de moda entre los esnobs decir que no, que lo odian, etc.) Es una tradición muy célebre; tal vez no lo es tanto otra: la representación en Noche Vieja, también en Viena (y en otros lugares) de la que acaso sea la más conocida opereta de Johann Strauss (hijo): El murciélago. Aquí os la traigo en una versión soberbia que incluye unos nombres que quitan el hipo: Janowitz, Windgassen, Wächter y, en el foso, Karl Böhm.

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