El 6 de abril de este 2021 se cumplieron cincuenta años de la muerte de una de las personalidades musicales más fascinantes de todos los tiempos. Igor Stravinsky murió el 6 de abril de 1971 en Nueva York, aunque está enterrado en Venecia. Es el sino de este artista errante, ruso de nacimiento (vino al mundo en San Petersburgo el 17 de junio de 1882, 5 de junio según el calendario gregoriano), criado en una familia casi aristocrática, que hubo de huir de su país tras la Revolución y adoptó, sucesivamente, las nacionalidades francesa (en 1934) y norteamericana (en 1945). Definido muchas veces como un "viejo zorro", que supo sacar partido de cuestiones estéticas y políticas en su música, pasó por diferentes fases (folclórica, neoclásica, serial), siempre de un modo muy sui generis, esto es, que le permitiera obtener beneficio económico de ello. Hizo numerosas versiones de sus partituras más conocidas para seguir disfrutando de los derechos de autor y su adopción del serialismo nunca hizo que sus obras se convirtiesen en arcanos que solo entendiesen algunos iniciados. Quizá os traiga más obras no demasiado conocidas de este interesantísimo compositor. La de hoy es una curiosidad que me atañe especialmente, pues se titula Madrid. Forma parte de sus Cuatro estudios para orquesta de 1928-29.
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