Se cumplen hoy cincuenta años de la muerte de Karel Ančerl, uno de los más importantes directores del siglo XX y no solo de música checa, de su país natal. Nacido en Tučapy, Bohemia, el 11 de abril de 1908, Ančerl estudió en el Conservatorio de Praga antes de convertirse en alumno y asistente del gran director Hermann Scherchen. Luego trabajó en teatros y en la radio de Praga hasta la ocupación nazi de su país. Fue enviado a un campo de concentración junto con su familia; solo sobrevivió él. De sus varias ocupaciones tras la guerra, quizá la más importante fue su labor al frente de la Filarmónica Checa entre 1950 y 1968. Después de la Primavera de Praga abandonó su país y fue director de la Orquesta Sinfónica de Toronto, ciudad en la que falleció el 3 de julio de 1973. Además de su enorme autoridad en la música de los compositores de su país, como Smetana, Dvořák, o Janáček, le debemos algunas grabaciones magistrales de obras de Mahler, Stravinsky o Shostakovich. El ejemplo que hoy os traigo es de Smetana, quizá su obra más conocida, el poema sinfónico perteneciente a Má Vlast ("Mi patria") que describe el río Moldava, con Ančerl al frente de "su" Filarmónica Checa.
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