18.12.23

Beethoven: "Ah, perfido!", por Maria Callas


Coinciden los fastos (ya será menos) por el centenario de Maria Callas con estos días de diciembre en que se conmemora el nacimiento de Beethoven. El gran genio fue bautizado en la parroquia de San Remigio de Bonn el 17 de diciembre de 1770, por lo cual se deduce que nació el día anterior, aunque no existe certeza sobre ello. Así que se me ha ocurrido aunar a las dos personalidades y os traigo el aria Ah, perfido! interpretada por Maria Callas. La orquesta es la de la Sociedad de Conciertos del Conservatorio de París y el director Nicola Rescigno.


 

11.12.23

Donizetti: "Il dolce suono", de "Lucia di Lamermoor" (escena de la locura), por Maria Callas

Algunas de mis grabaciones protagonizadas por Maria Callas

En la anterior entrada se dijo que el director Tulio Serafin fue quien introdujo a Maria Callas en el repertorio italiano. Si hacemos caso al New Grove, los papeles en los que triunfó fueron los de Norma, Medea, Ana Bolena, Lucía, la Lady Macbeth y la Violeta de Verdi y Tosca. Sin embargo, su presentación en la Scala de Milán fue como Aida en 1950. En otros grandes teatros de ópera lo hizo como Norma: así fue, por ejemplo, en el Covent Garden (1952) o en el  Met (1956). En todos estos coliseos, al parecer, las relaciones que mantuvo tanto con las directivas como con los colegas cantantes fueron más bien problemáticas. Se dice que tal vez su gran autoexigencia y sus frecuentes problemas vocales podrían estar detrás de estas actitudes.

El ejemplo que hoy os traigo es de uno de esos personajes en los que brilló, la Lucia de Donizetti. Se trata de la célebre escena de la locura del acto tercero. Que la disfrutéis.


4.12.23

Bellini: "Casta Diva", de "Norma", por Maria Callas (y un añadido chaikovskiano)

Maria Callas en 1963
(Foto de Friedrich Magnussen)

El pasado sábado día 2 se cumplieron cien años del nacimiento de Maria Callas, así que toca hacer un pequeño homenaje a la diva por antonomasia. Me voy a ceñir a su faceta como cantante y me voy a olvidar de todos los cotilleos que rodearon su vida, a pesar de la indudable influencia que tendrían en su carrera.

Maria Kalogeroupoulou nació en Nueva York el 2 de diciembre de 1923. Muy joven marchó a Grecia, donde estudió con la célebre maestra de canto Elvira de Hidalgo. Pasó allí la guerra y, a su conclusión, regresó a los Estados Unidos, aunque su carrera comenzó en 1947, cuando cantó en Verona La Gioconda de Ponchielli, bajo la dirección de Tulio Serafin. Fue este director quien la condujo hacia el repertorio italiano por el que sería más celebrada. Hoy os traigo un ejemplo conocidísimo de ese repertorio, el "Casta Diva" de Norma, de Bellini, en el célebre concierto del Palais Garnier de París del 19 de diciembre de 1958.


Y he hablado de un "añadido chaikovskiano"... Se me pasó el último lunes de noviembre y, por tanto, nos os traje la pieza correspondiente a ese mes de Las estaciones. Llegadas las nieves, el título es evidente: "Paseo en troika". Aquí la tenéis, interpretadas por Sviatoslav Richter.


 

13.11.23

Giordano: "Vicino a te" (de "Andrea Chenier")

Ayer se cumplieron 75 años del fallecimiento de Umberto Giordano, compositor italiano nacido en Foggia el 28 de agosto de 1867. Se trata de uno de los máximos representantes de la giovane scuola de la ópera italiana; en su caso contó con el impagable consejo de Giuseppe Verdi, que solía alojarse, en sus últimos años, en un hotel milanés que era propiedad de la familia de la esposa de Giordano. Sin embargo, hoy en día solo dos de sus obras son conocidas por el gran público, dos óperas. Una de ellas es Fedora (1898) y de la otra, Andrea Chenier (1896), basada en la vida del poeta del mismo nombre (André Chenier), precursor del Romanticismo y ejecutado durante el Terror en la Revolución Francesa, os traigo hoy un extracto protagonizado por un gran tenor italiano que sintió predilección por su papel protagonista, Beniamino Gigli. Se trata de una grabación hecha en Italia en 1941; fue el único país donde, durante la segunda guerra mundial, se siguieron haciendo grabaciones comerciales de ópera. En este fragmento está acompañado por otro mito, Maria Caniglia.

 

6.11.23

Montsalvatge: "Canción de cuna para dormir a un negrito" (Victoria de los Ángeles)

Victoria de los Ángeles en 1975
(Foto de Allan Warren)

El pasado día 1 de noviembre se cumplieron cien años del nacimiento de Victoria de los Ángeles, gran soprano barcelonesa y antidiva, poco amiga de los glamoures que muchas veces rodearon a las cantantes de ópera más conocidas. Se formó musicalmente en el Conservatorio del Liceo y actuó por primera vez en un escenario en 1944 en una de sus facetas, la de recitalista, en el Palau de la Música Catalana. Al año siguiente vino su presentación en una ópera, en este caso Le nozze di Figaro, en el Liceo. Su prestigio internacional se forjó tras ganar en 1947 el primer premio en el certamen musical de Ginebra. A partir de ahí vinieron sus presentaciones en los mejores escenarios del mundo: en Londres (1948), en la Ópera de París (1949), en la Scala de Milán, la Royal Opera House y el Festival de Salzburgo (1950), en el Met de Nueva York (1951) o en el Teatro Colón de Buenos Aires (1952). Fue la primera cantante española en participar en el Festival de Bayreuth, como la Elisabeth de Tannhäuser (1961). Se retiró de los escenarios de ópera en Madrid, en 1980, aunque siguió dando recitales hasta 1996. Murió en su Barcelona natal el 15 de enero de 2005.

He elegido como complemento musical una de las Cinco canciones negras de Xavier Montsalvatge, es decir, la faceta de Victoria de los Ángeles como intérprete de recitales (y es una pieza a la que tengo un especial cariño). Se trata de una grabación de 1968 con un acompañante de primer orden, Gerald Moore.


30.10.23

Chaikovsky: Octubre ("Canción de otoño")

Foto CC BY-SA Chensiyuan

Llegó el último lunes de octubre, toca pieza de Las estaciones de Chaikovsky. En este caso se titula, como no podía ser de otra forma, Conción de otoño y os la traigo en las manos de un gran pianista, Lev Oborin.


 

23.10.23

Beethoven: Sonata para violonchelo n.º 2 en sol menor Op. 5 n.º 2 (Casals/Serkin)


Pau Casals siempre se distinguió no solo por su excelencia como violonchelista, sino por las muchas iniciativas de todo tipo que tomó. Musicales sobre todo: ya en 1919 había fundado en Barcelona la Orquesta Casals, con la que dio muchos conciertos para obreros. Precisamente con ella estaba ensayando la Novena de Beethoven cuando estalló la guerra civil. Casals se exilió primero en Prades (Francia), donde también crearía un festival de música años después; desde allí trabajó en favor de la Cruz Roja y de los otros exiliados catalanes, colaborando incluso en el reparto de la ayuda. Cuando vio que tras acabar la segunda guerra mundial no se tomaban medidas para acabar con el régimen de Franco, decidió no volver a tocar en público. Mantuvo este silencio hasta cinco años después, 1950, cuando se celebró el bicentenario de la muerte de Bach. En 1956 se estableció en Puerto Rico, donde también ejerció una importante labor docente. Aparte del festival de Prades, su nombre también estará siempre unido a otros como los de Perpiñán o Marlboro. También actuó ante la Asamblea General de las Naciones Unidas o en la Casa Blanca, teniendo como anfitrión al presidente Kennedy (recital que fue grabado y que es uno de los cuatro discos que aparece en la foto que encabeza este texto). Para terminar este pequeño homenaje al mejor violonchelista de la historia, os traigo una interpretación de la segunda sonata para violonchelo de Beethoven, grabada en Perpiñán el 31 de julio de 1951 junto al pianista Rudolf Serkin.


16.10.23

Bach: Suite para violonchelo solo n.º 1, BWV 1007 (por Pau Casals)

Pau Casals, por Ramón Casas
(MNAC, Barcelona)

El próximo día 22 de octubre se cumplirán cincuenta años de la muerte de Pau Casals, uno de los violonchelistas más importantes de la historia, y le voy a rendir un pequeño homenaje en esta entrada y en la siguiente. Pau Casals i Defilló nació en la localidad tarraconense de El Vendrell el 29 de diciembre de 1876, en el seno de una familia que había hecho fortuna en Puerto Rico y que tenía inquietudes musicales. Pronto se trasladó a Barcelona y compatibilizó sus estudios musicales con actuaciones en cafés. Empezó con el violonchelo a los once años y después de graduarse en la escuela musical de Barcelona obtuvo una beca de la Reina Gobernadora para proseguir sus estudios primero en Madrid y luego en Bruselas. Tras una discusión con su profesor de violonchelo, Édouard Jacobs, se fue de Bruselas y, tras trabajar en París durante un tiempo en una orquesta de teatro, volvió a Barcelona, donde se convirtió en profesor en en Liceo y en miembro de su orquesta.

Su presentación internacional tuvo lugar en Londres con el Concierto de Lalo en 1899; a partir de ahí comenzó una carrera que lo llevó por muchos lugares bien como solista o bien como miembro de conjuntos de cámara. Formó un trío de piano y cuerda con el violinsta belga Matthieu Crickboom y con Enric Granados, luego un cuarteto de cuerda con el propio Crickboom, Josep Rocabruna (segundo violín) y Rafael Gálvez (viola). Pero tal vez el conjunto más conocido sea el que formó con el violinista Jacques Thibaud y el pianista Alfred Cortot.

Hay muchas cosas por las que reconocer a Casals; hoy me detendré en una de ellas, que no es otra que el "redescubimiento" de las Suites para violonchelo solo de Johann Sebastian Bach, que encontró por casualidad en  una tienda de música de Barcelona cuando tenía trece años y que interpretó por primera vez, tras un concienzudo estudio, doce años después. Aquí lo tenéis interpretando la primera de las Suites.


9.10.23

Gershwin: "Rhapsody in Blue"

George Gershwin en marzo de 1937, cuatro meses antes de su muerte
(Legado Carl van Vechten, Biblioteca del Congreso)

El pasado día 26 de septiembre se cumplieron 125 años del nacimiento en Nueva York de George Gershwin, el compositor norteamericano que quizá haya entrado con más fuerza en las salas de concierto. Hijo de emigrantes rusos de origen judío, en principio fue autodidacto en música aunque después estudió piano y composición. Sus primeros pasos en la carrera musical fueron como presentador de un muestrario de canciones de una editorial para vender, pero no tardó mucho en empezar a componer música para Broadway, en muchas ocasiones basándose en letras de su hermano Ira. Marchó a París para ampliar sus estudios con Nadia Boulanger y Maurice Ravel, pero ambos mostraron reticencias no por nada negativo, sino para evitar que perdiera la esencia jazzistica que le era inherente. Vuelto a Estados Unidos y a pesar de componer obras importantes como la ópera Porgy and Bess (1935) acabó trabajando para la industria cinematográfica. Un tumor cerebral se lo llevó prematuramente el 11 de julio de 1937. Os traigo hoy una de sus obras más conocidas, la Rhapsody in Blue, de 1924, en unas manos inmejorables.


2.10.23

Bacarisse: Romanza para guitarra y orquesta

Prórroga del contrato de trabajo de una exiliada española en Francia (1940)

El pasado día 12 de septiembre se cumplieron 125 años del nacimiento en Madrid del compositor Salvador Bacarisse. He de confesar que solo conozco de él un movimiento de una de sus obras, una pieza que es enormemente popular. Si lo he traído a estas páginas a pesar de lo poco que sé de él y de su obra es porque ese movimiento, esa romanza de su Concertino en la menor para guitarra y orquesta me resultó tan evocador, tan representativo de lo que podía estar pasando por la mente de un exiliado como él, que me hizo empezar a escribir algo que se quedó en embrión, una novela que se iba a llamar así precisamente, Exilio. Allí murió nuestro compositor, en París, el 5 de agosto de 1963. Y esto es un fragmento de lo que yo escribí tras escuchar esa música:

Fue un día de 1963. No recordaba la fecha. En su pequeño pero cómodo apartamento cercano a la Rue Saint-Jacques oyó sin escuchar una noticia que daba la radio. Acababa de morir en París un compositor español cuyo nombre le resultaba desconocido. Salvador Bacarisse. Un madrileño exiliado, varias veces premiado durante la República y luego olvidado. En su honor, la emisora francesa transmitió un fragmento de su Concertino para guitarra. Cuando las notas musicales empezaron a posesionarse del aire, cuando esos melancólicos acordes arrancados al instrumento flotaron por encima de su cabeza, Mauricio Galdón notó una sacudida en su pecho, un terremoto entre sus sienes, un cataclismo en su mente. Esa música tiraba con fuerza de algo que se arrinconaba en una esquina oscura de su memoria. La melodía, serena, españolísima, era entendida por Mauricio como un lejano lamento, una tremenda añoranza de la tierra perdida, que se sabía definitivamente abandonada. Nunca se había interesado por la música, pero aquellas frases elegantes de la guitarra, aquellas respuestas contundentes pero suaves de la orquesta, aquella sucesión de lamentos salidos del alma de la guitarra, atrajeron su atención como nunca antes nada lo había hecho. El sonido, el nombre de su autor, martilleaban su cabeza con insistencia. Era el principio de una obsesión. 

Al día siguiente se lanzó a buscar información sobre Bacarisse. ¿Quién era? Un compositor desconocido, aunque con cierta fama antes de la guerra. Dos veces premio nacional de música, amigo de grandes compositores e intérpretes. Por fin, hurgando entre nuevas enciclopedias, encontró una exhaustiva relación onomástica de músicos de todo tiempo y lugar. Sólo una breve reseña de Bacarisse: Compositor español, nacido en Madrid en 1898, dos premios nacionales de música, una carrera llena de esperanzas para el arte musical contemporáneo, la quiebra de la guerra, un exilio que influyó decisivamente en su obra. Un músico embebido en lo que se dio en llamar “Generación del 27”, grupo de poetas a la vez tradicionales y vanguardistas, poetas del cante jondo y del surrealismo más radical… Bacarisse había acusado el exilio, sus piezas se hicieron más españolas, menos universales, más imbuidas de nostalgia. Parece ser que fue Narciso Yepes quien convenció al compositor para crear el Concertino. Bacarisse no apreciaba la guitarra. Pero le dio uno de los conciertos más bellos que se hayan compuesto jamás para ella. Ese romance, esa melodía lenta, suave, llena de melancolía y añoranza quizá no fue ideada como un lamento por la tierra perdida y nunca olvidada, pero despertó en Mauricio Galdón esos sentimientos.

Aquí tenéis ese fragmento tan evocador, con Marcos Victoria-Wagner a la guitarra y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Granada dirigida por Gabriel Delgado Morán.

25.9.23

Chaikovsky: Septiembre ("La caza")

Carlos III, cazador, por Goya
(Museo del Prado, Madrid)

Llega el último lunes de septiembre y, por lo tanto, la pieza de Las estaciones de Chaikovsky, por fin en su momento tras el lío veraniego. En este caso se titula La caza, que debía de ser una práctica habitual en los comienzos del otoño en la época y el lugar en que vivía el gran don Piotr. Aquí tenéis esta pieza, con su imitación inical de los cuernos de caza y su sonido un tanto estridente.

18.9.23

Beethoven: Sinfonía n.º 3 (por Wolfgang Sawallisch) y el "Adagio de Albinoni" de Remo Giazzoto

Wolfgang Sawallisch en 1988
(Foto CC BY-SA Andrea Riegel)

Intento recuperar el tono de este blog tras la vorágine estival. Llego ya a las últimas efemérides que se corresponden al mes de agosto. En concreto hay un día, el 26, en el que hay dos. La primera atañe a un gran director y pianista, Wolfgang Sawallisch, de quien ese día se cumplieron 100 años de su nacimiento. Nacido y formado en Múnich, se presentó como director en Augsburgo con Hansel y Gretel, de Humperdinck. Después dirigió en Alemania y Austria y se presentó en Estados Unidos con la Sinfónica de Viena en 1964. Dirigió también en Bayreuth y estuvo al frente de la Ópera Estatal de su ciudad natal hasta que en 1993 fue nombrado director de la Orquesta de Filadelfia, puesto en el que permaneció hasta 2003. Tres años más tarde se retiró; falleció en Grassau el 22 de febrero de 2013. También hizo carrera como pianista, en especial como acompañante de lieder. Hoy os lo traigo dirigiendo la Eroica frente de la Orquesta Estatal de Baviera.


Y ese mismo día, el 26 de agosto, se cumplieron 25 años desde la muerte de Remo Giazotto, un musicólogo italiano nacido en Roma el 4 de septiembre de 1910 y que es autor de uno de los "engaños" musicales más célebres del siglo XX, el llamado Adagio de Albinoni. Giazotto aseguró haber encontrado en las ruinas de la biblioteca de Dresde, arrasada por los bombardeos aliados en las postrimerías de la segunda guerra mundial, la partitura de una sonata de Albinoni (un músico cuya obra había estudiado a fondo) a partir de la cual había elaborado el susodicho Adagio. Más adelante se descubrió que todo esto era falso y que la obra era suya. Como es bella y se deja oír, aquí la tenéis.


11.9.23

Rossini: "Largo al factotum" por Hermann Prey

Este es mi ejemplar de Il barbiere con Hermann Prey en el papel protagonista

El pasado día 23 de julio se cumplieron 25 años de la muerte de Hermann Prey. Nacido en Berlín el 11 de junio de 1929, estudió en su ciudad natal y se presentó con 23 años en Wiesbaden. Desde entonces actuó en los principales escenarios líricos de Europa y América (el Met, el Covent Garden, Bayreuth, además de Viena, Berlín o Salzburgo...) con un repertorio fundamentalmente germánico, aunque tampoco hizo ascos al italiano y, de hecho, es recordado por su interpretación del barbero Fígaro, tanto en su versión mozartiana como en la que hoy os traigo, la de Rossini, en esta grabación que dirigió Claudio Abbado en septiembre de 1971. También fue un excelente cantante de lieder.


4.9.23

Chaikovsky: Julio ("Canto de las segadoras") y Agosto ("La cosecha")

Trigo listo para ser cosechado
(Foto CC BY-SA kallerna)

Ay el verano... Esa época en la que pasamos de todo... No he actualizado estas páginas como debiera. Espero enmendarme a partir de ahora y, para ponerme al día, voy a traer hoy las dos páginas de Las estaciones de Chaikovksy que debería haber puesto el último lunes de julio y el último de agosto. Se titulan El canto de las segadoras, típico de lo que debería ser un julio normal, sin cambio climático, y La cosecha, en agosto, cuando hay que empezar a recoger los frutos que nos da la madre Naturaleza. Disfrutadlos y espero enmendarme a partir de ahora, que hay mucha gente a la que homenajear y recordar.



 

21.8.23

Beethoven: Cuarto movimiento de la Novena Sinfonía (Klemperer)


El pasado día 6 de julio se cumplieron 50 años desde que nos dejó Otto Klemperer, uno de los más importantes directores del siglo XX y también uno de mis favoritos. Un intérprete fundamental para el repertorio germánico (romántico, posromántico y contemporáneo) de los siglos XIX y XX, quizá mi repertorio más trillado (de ahí mi admiración por don Otto, a quien tengo en el Olimpo junto a Furtwängler y un puñadico más).

Klemperer nació en Breslau (hoy Wroclaw, en Polonia) el 14 de mayo de 1885. Estudió música en Frankfurt y en Berlín y actuó por primera vez como director en 1906, en el Neues Theater de Berlín, sustituyendo a Oskar Fried en una interpretación de Orfeo en los infiernos, de Offenbach (en realidad un año antes había dirigido los instrumentos que están fuera del escenario en una interpretación de la Segunda Sinfonía de Mahler; el compositor bohemio -cuya música tan excelentemente interpretó don Otto- lo conoció entonces y lo recomendó para puestos que ocupó posteriormente). Después fue director en Praga, Brema, Estrasburgo, Colonia y Wiesbaden hasta que en 1927 se hizo cargo de la Ópera Kroll de Berlín, un lugar donde se interpretaban óperas contemporáneas.

La Ópera Kroll cerró en 1931 y ese año Klemperer pasó a la Staatsoper; como era judío, hubo de emigrar tras el ascenso del nazismo al poder y marchó a los Estados Unidos, donde fue director de la Filarmónica de Los Ángeles y también estuvo al frente de otros importantes conjuntos. Volvió a Europa tras la guerra y se hizo cargo de la Ópera Estatal de Hungría entre 1947 y 1950.

En 1954 firmó un contrato con la Orquesta Philharmonia, la que había creado Walter Legge para hacer grabaciones para EMI; en 1959 se convirtió en su director principal. Cuando en 1964 Legge quiso disolverla, Klemperer fue uno de los principales impulsores de su renacimiento como Nueva Philharmonia. Con ella hizo algunas de sus grabaciones más excelsas, como la Segunda Sinfonía de Mahler, el Fidelio y las sinfonías de Beethoven, el Holandés de Wagner, varias sinfonías de Bruckner y otras muchas más que me dejo en el tintero. Dirigió su último concierto el 26 de septiembre de 1971 3n Londres. Falleció en Zúrich el 6 de julio de 1973.

Hoy os traigo un fragmento de la Novena de Beethoven que dirigió a la Nueva Philharmonia precisamente cuando la hizo renacer tras el intento de desintegrarla por Legge. Fue un concierto que fue retransmitido por televisión el 8 de noviembre de 1964.


6.7.23

Chaikovsky: Junio ("Barcarola")

Una góndola en el Gran Canal de Venecia, por William Callow (1866)
(Colección Berger, Museo de Arte de Denver)

Vaya... Se me pasó el último lunes de junio y no traje por aquí la pieza correspondiente de Las estaciones, de Chaikovsky, así que aquí tenemos entrada intempestiva. La de junio se titula Barcarola, un tipo de pieza muy conocida para los amantes de la música para piano. En su origen era un canto que interpretaban los gondoleros de Venecia, que pronto pasó a ser materia prima para la música llamada clásica. Ya en el siglo XVIII y a comienzos del XIX hubo compositores que la incorporaron, sobre todo a la ópera. En el piano las más célebres son las de Chopin, pero hay también ejemplos interesantes en Mendelssohn y...

Pero bueno, de la que hoy se trata es de esta, de Chaikovsky, que pretende retratar este mes en que comienza el verano. Os la dejo en una interpretación de garantías:


3.7.23

Smetana: "El Moldava" (por Karel Ančerl)


Se cumplen hoy cincuenta años de la muerte de Karel Ančerl, uno de los más importantes directores del siglo XX y no solo de música checa, de su país natal. Nacido en Tučapy, Bohemia, el 11 de abril de 1908, Ančerl estudió en el Conservatorio de Praga antes de convertirse en alumno y asistente del gran director Hermann Scherchen. Luego trabajó en teatros y en la radio de Praga hasta la ocupación nazi de su país. Fue enviado a un campo de concentración junto con su familia; solo sobrevivió él. De sus varias ocupaciones tras la guerra, quizá la más importante fue su labor al frente de la Filarmónica Checa entre 1950 y 1968. Después de la Primavera de Praga abandonó su país y fue director de la Orquesta Sinfónica de Toronto, ciudad en la que falleció el 3 de julio de 1973. Además de su enorme autoridad en la música de los compositores de su país, como Smetana, Dvořák, o Janáček, le debemos algunas grabaciones magistrales de obras de Mahler, Stravinsky o Shostakovich. El ejemplo que hoy os traigo es de Smetana, quizá su obra más conocida, el poema sinfónico perteneciente a Má Vlast ("Mi patria") que describe el río Moldava, con Ančerl al frente de "su" Filarmónica Checa.


12.6.23

Ligeti: "Lux Aeterna"

György Ligeti en 1984
(Foto CC BY-SA Jan Arkesteijn)

No soy muy amigo de las músicas contemporáneas, pero tengo algunas excepciones. Una es György Ligeti, compositor húngaro del cual el pasado 28 de mayo se cumplió el centenario de su nacimiento. Tengo en mi fonoteca unos cuantos CD dedicados a sus piezas, gracias a que los sellos Sony y Teldec publicaron en su día bastante música suya.

Ligeti conoció bien las tiranías... Nacido en la zona de Rumanía de habla húngara, primero hubo de soportar a los nazis, luego a los comunistas húngaros y en 1956, tras la invasión soviética de su país, huyó a Occidente. Allí se encontró con la tiranía de los vanguardistas de la Escuela de Darmstadt y acabó haciendo lo que le dio la gana. El resultado es una obra de su tiempo sin ambages, pero también sin dogmatismos. Falleció en Viena el 12 de junio de 2006.

Es curioso lo que ocurrió con su música y la mítica película de Stanley Kubrick, 2001, una odisea del espacio. El director, siempre tan certero al elegir las bandas sonoras de sus obras, en este caso lo hizo sin pedir permiso al autor. Ligeti lo denunció aunque mostró su admiración por la obra de Kubrick. El mítico director utilizó varias obras de Ligeti en su película, entre ellas su Lux Aeterna, que hoy os traigo como humilde homenaje a este compositor en el centenario de su nacimiento.


 

29.5.23

Chaikovsky: Mayo ("Noches de mayo")

Cielo nocturno con nubes
(Foto CC BY-SA Kimmieh Jung)

Último lunes de mayo, toca pieza de Las estaciones de Chaikovsky. En este caso, titulada Noches de mayo, esas noches que en ocasiones se muestran límpidas y llenas de estrellas y en ocasiones con nubes y chubascos, que falta nos hace. La versión es de garantías (Sviatoslav Richter)


22.5.23

Centenario de Alicia de Larrocha (Granados: "Quejas" o "La maja y el ruiseñor")

Alicia de Larrocha en 1983
(Foto © Generalitat de Catalunya, Departament de la Presidència)

Mañana día 22 se cumplirán 100 años del nacimiento en Barcelona de Alicia de Larrocha, la mejor pianista española del siglo XX (y tal vez de todos los tiempos). Se formó en la célebre academia Marshall, tan vinculada a Enric Granados, uno de los compositores, junto con Albéniz, que más interpretó doña Alicia. Una institución de la que pasó a ser directora en 1959, tras la muerte de Frank Marshall. Desde 1947 empezó a actuar fuera de España y allá donde fue llevó nuestra música, la de Granados, Albéniz, Falla, Mompou o Turina. Eso no quiere decir que no tocase otros repertorios: sentía especial predilección por la música de Mozart. Se retiró en 2003 y murió en su ciudad natal el 25 de septiembre de 2009.

Como no podía ser de otra manera, la ilustración musical será de Enric Granados, en concreto La maja y el ruiseñor, pieza correspondiente a una de sus obras para piano más conocidas, Goyescas.


 

15.5.23

Menahem Pressler (1923-2023). Beethoven: Trío "Archiduque" (por el Beaux Arts)

El Trío Beaux Arts en 1980
Menahem Pressler está sentado, con una partitura en la mano

El 6 de mayo supe que Menahem Pressler había fallecido en Londres a los 99 años de edad. Otra leyenda que se ha ido. Fue uno de los fundadores del Trío Beaux Arts, uno de los conjuntos de música de cámara más importantes del siglo XX y parte del XXI.

Menahem Pressler nació en Magdeburgo el 16 de diciembre de 1923. De origen judío, hubo de abandonar Alemania en 1939 y marchó a Italia y luego a Palestina, donde adoptó el nombre con el que lo conocemos (en origen se llamó Max Jacob). Aunque intentó comenzar una carrera como solista, será siempre recordado por fundar, en 1955, el Trío Beaux Arts junto con el violinista Daniel Guilet y el violonchelista Bernard Greenhouse. Desde entonces, el trío se dedicó a interpretar y grabar el repertorio más importante para ese conjunto y nos han dejado un legado impresionante, con las obras de Haydn, Mozart, Beethoven o Schubert.

Algunas de las grabaciones del Beux Arts que tengo en mi colección

El trío perduró hasta 2008, si bien con bastantes cambios en su composición. Guilet se retiró en  1969 y lo sustituyó Isidore Cohen. En 1987 lo hizo Greenhouse y se incorporó Peter Wiley como violonchelo. En 1992 le llegó el turno de jubilarse a Cohen y entró por primera vez una mujer, Ida Kavafian. En 1998 hubo una nueva renovación; de los originales sólo quedo Pressler y entraron el violinista Young Uck Kim y el violonchelista Antonio Meneses. El último concierto del trío tuvo lugar en 2008; desde 2002 el violinista Daniel Hope también participó en el conjunto.

Sería difícil elegir una de sus grabaciones, pero algo hay que hacer; dada mi tendencia a considerar a Beethoven como una especie de dios, voy a ir por ahí y he seleccionado el que tal vez sea el Trío más conocido del genio de Bonn, el Archiduque, en una grabación de 1962, por tanto, con la composición original del trío.




8.5.23

Beethoven: Sinfonía n.º 9 (4º movimiento - Klemperer)


El 7 de mayo de 1824, es decir, ayer hizo 199 años, se estrenó la Novena Sinfonía de Beethoven.  Fue en un concierto en el Kärnthnerthortheater de Viena que incluyó, además de su última sinfonía, la obertura La consagración de la casa Op. 124 y el Kyrie, el Credo y el Agnus Dei de la Missa solemnis. No está nada mal... Fue un éxito artístico de primer orden (desde el punto de vista económico no tanto), de modo que la ovación fue atronadora. Sin embargo, el compositor estaba ya sordo del todo, de modo que tuvo que ser una de las cantantes, Karoline Unger, quien tirase de su manga para que se volviera y respondiera al entusiasmo del público. La sinfonía es un gran atrevimiento, pues une la voz humana a una forma musical que hasta entonces era meramente instrumental, un acto que pronto tendrían en cuenta otros compositores, como Mendelssohn, que en 1840 estrenó su Segunda Sinfonía, Lobgesang, con una parte plenamente coral, Liszt, cuyas dos sinfonías (Dante y Fausto) incluyen la voz humana o Mahler, que ya en pleno tardorromanticismo compuso cuatro sinfonías con la participación de voces solistas y coros. Aquí os traigo el cuarto movimiento de la Novena, en una grabación histórica, la que hizo Otto Klemperer en 1964 con la Nueva Philharmonia, poco después de que Walter Legge intentase disolver el mítico conjunto que tantos registros históricos dejó en el sello EMI. Estas grabaciones, televisadas, fueron el puntal que el gran director aportó para la supervivencia de la orquesta. Que la disfrutéis.


24.4.23

Chaikovsky: Abril ("La campanilla de invierno")

Campanilla de invierno (Galanthus nivalis)
Foto CC BY-SA Darkone

Llegó el último lunes de abril y, por tanto, la pieza que toca es la correspondiente a este mes en Las estaciones, ese grupo de doce composiciones para piano de Chaikovsky que estoy repasando este año del 130º aniversario de su muerte. La que corresponde a abril está dedicada a la campanilla de invierno, una planta monocotiledónea del orden de las asparagales, familia de las amarilidáceas, que suele florecer cuando el invierno da sus últimos estertores. Sus florecillas, una por planta, son blancas y en ocasiones aparecen en medio de la nieve. Bien, basta ya de botánica y escuchemos la pieza, interpretada nada más y nada menos que por Vladimir Ashkenazy.


17.4.23

Mahler: Sinfonía n.º 1 en re mayor (Jascha Horenstein)

Este es mi ejemplar de la Octava de Mahler por Horenstein;
en el texto veréis cuál es su importancia.

El pasado día 2 se cumplieron 50 años de la muerte de Jascha Horenstein, un director que, entre otras cosas, fue un gran intérprete de la música de Mahler.

Había nacido en Kiev, el 6 de mayo de 1899 (entonces era el 24 de abril allí). Poco tardó en salir del país, pues en 1905 vivía en Königsberg. Luego marchó a Viena, donde estudió música; en 1920 se trasladó a Berlín, donde empezó dirigiendo coros y llegó a ser asistente de Furtwängler. Se puso al frente de una orquesta por primera vez en 1923 en Viena; en 1928 se convirtió en director de la Ópera de Düsseldorf. El ascenso de los nazis al poder lo obligó a abandonar Alemania. En 1940 llegó a los Estados Unidos, donde se acabó nacionalizando. Tras la guerra actuó por todo el mundo, dirigiendo ópera sobre todo, pero hoy en día es recordado sobre todo como un excepcional intérprete de Bruckner y, en especial, de Mahler.

La foto que encabeza esta entrada tiene su importancia en ese aspecto, pues se corresponde con la grabación de un concierto que supuso un punto de inflexión en la aceptación de la música de Mahler en el Reino Unido. Poco antes, la crítica había dejado claro (por voz de uno de sus prebostes, Frank Howes), que Mahler no era bien recibido allí. Este concierto del 20 de marzo de 1959 con la Sinfónica de Londres acabó con este prejuicio.

Horenstein, que en sus últimos años se estableció en la ciudad suiza de Lausana, murió en Londres el 2 de abril de 1973. Aquí os traigo su interpretación de la Primera Sinfonía de Mahler, también con la Sinfónica de Londres, del año 1969. Que la disfrutéis.


 

3.4.23

Rajmáninov: Rapsodia sobre un tema de Paganini Op. 43


No está muy claro en qué parte de Rusia nació, pero lo que sí se puede afirmar es que allí era el 20 de marzo mientras que en el resto del mundo era el 1 de abril. Así que anteayer hizo 150 años del nacimiento de Sergéi Rajmáninov. Un compositor del que leí en algún sitio que "no pertenecía ni a su tiempo ni a su país". Lo de su tiempo, puede ser, ya que siguió escribiendo música tonal y casi romántica hasta el final de su vida (murió en 1943). Lo de su país, ya no lo tengo tan claro. Es cierto que salió de Rusia tras la Revolución, pero allá donde vivió, si hacemos caso -y deberíamos hacerlo- a su breve biografía en el New Grove, firmada por Geoffrey Norris, "la familia observó las costumbres rusas, recibió visitantes rusos y empleó criados rusos". Hoy os traigo la que quizá sea su obra más célebre, la Rapsodia sobre un tema de Paganini, escrita en 1934, que es difícil que alguien no haya escuchado, al menos la parte que en este vídeo va de 15'38'' a 18'36''. Ya me diréis.


27.3.23

Chaikovsky: Marzo ("El canto de la alondra") y Beethoven

Una alondra
(Foto CC BY-SA Juan Lacruz)

Último lunes de marzo, toca pieza de Las estaciones de Chaikovksy. La dedicada a marzo lleva el título de El canto de la alondra, ese bichito alado que en nuestro país no suele migrar, pero que en la Europa oriental en la que vivió el compositor ruso sí que hibernaban en el sur y con la llegada de la primavera volvían hacia tierras más septentrionales. Aquí la tenéis, en una interpretación de garantías. Pero...


¿A qué viene el pero? A que ayer, 26 de marzo, se cumplieron 196 años de la partida de este mundo del genio de los genios, Beethoven...


Lo cierto es que estos días se ha hablado bastante de él, por el estudio que se ha hecho a partir de los mechones de su cabello que se conservan. Un estudio en el que se han descubierto las sopas de ajo, es decir, que se ha anunciado a bombo y platillo que murió por un problema hepático, como si eso no se supiera desde el año de Maricastaña. (No pongo aquí fragmentos de mi humilde Vida de Ludwig van Beethoven en los que se habla de ello porque casi me da corte). En fin, dejémonos de bobadas periodísticas y vamos a lo bueno, que es su música. Y qué mejor que una de sus obras capitales, la Eroica, interpretada por uno de los directores más importantes del siglo pasado, Otto Klemperer. A disfrutarla.




20.3.23

Sesquicentenario de Max Reger ("An die Hoffnung", Op. 124)

Max Reger en 1913

Ayer, 19 de marzo, se cumplieron 150 años del nacimiento de Max Reger, un compositor por el que siento una especial admiración que en ocasiones ha sido criticada por gentes que comparten mi afición por la llamada música clásica (un saludo si lee esto, Milord). A pesar de ello, yo persisto y he de reconocer que me fascina un autor que vivió siempre contra corriente. Primero, porque dio prioridad a la música de cámara en una época en la que lo que se llevaba era el sinfonismo (casi) desaforado. También dio prioridad a la música absoluta cuando los esfuerzos de muchos compositores se encaminaban a la música programática y a la ópera. Fue un compositor consciente de los cambios que se estaban produciendo en su tiempo (Schoenberg y sus discípulos), pero que decidió no seguir por ese camino. Además, su producción para órgano fue la más abundante y rica desde Bach. No voy a extenderme más; en este mismo blog dediqué varias entradas a Reger, en lo que se puede considerar una minibiografía (el primer mensaje lo publiqué en mayo de 2008 y el séptimo y último en febrero de 2009; quien tenga interés puede buscarlos en los archivos). Se me ha ocurrido traeros hoy, como ejemplo musical, su adaptación para voz y orquesta del poema An die Hoffnung (esto es, "a la esperanza", la que yo no pierdo en que alguien que lea esto se aficione a la obra de Reger) de Friedrich Hölderlin, con unos intérpretes excepcionales.


13.3.23

Lauritz Melchior como estrella de cine (en "Luxury Liner")

Lauritz Melchior con sus hijos

El próximo sábado, día 18, se cumplirán 50 años desde que Lauritz Melchior partió hacia su particular Walhalla. Nacido en Copenhague el 20 de marzo de 1890, estudió en su ciudad natal y se presentó con 23 años como el Silvio de Pagliacci. Cinco años después hizo lo que se podría considerar una segunda presentación, pues apareció como Tannhäuser y dio comienzo a su relación con el repertorio wagneriano, que lo llevó a ser el Heldentenor por excelencia. Se presentó en Bayreuth en 1924 como Siegmund y Parsifal, pero su carrera se desarrolló sobre todo en otros teatros, como el Metropolitan de Nueva York. Da la impresión de que no se llevaba muy bien con los nazis. Una de sus interpretaciones wagnerianas más comentadas es la grabación que realizó en junio de 1935 del primer acto de Die Walküre en Viena, con Bruno Walter a la batuta y acompañado de Emmanuel List, ambos judíos. Tras la guerra, Melchior participó en varias películas de Hollywood y el vídeo que os adjunto pertenece a una de ellas, Luxury Liner, de 1948, donde interpreta el "Winterstürme wichen dem Wohnemond" ante su esposa Maria Hacker.


6.3.23

Leonie Rysanek (con Astrid Varnay en un fragmento de "Elektra", de Richard Strauss)

Leonie Rysanek, óleo sobre lienzo de Heinz Anger (1962)
Publicado en el libro Der Maler Heinz Anger (1992) CC BY-SA

Mañana, martes 7 de marzo, se cumplirán 25 años del fallecimiento, a causa de un cáncer óseo, de Leonie Rysanek, una extraordinaria soprano austriaca. Nació en Viena el 14 de noviembre de 1926 y su presentación en el primer Festival de Bayreuth después de la segunda guerra mundial, el año 1951, causó sensación. Se hizo célebre por el grito que lanzaba en Die Walküre, intepretando el papel de Sieglinde, cuando Siegmund sacaba la espada Notung del árbol en que la había incrustado Wotan. Al parecer, fue una idea de Wieland Wagner que Rysanek adoptó como suya y que siempre reprodujo allá donde cantase esa Sieglinde.

Aparte de este importante papel wagneriano, Rysanek cantó otros en Europa y América: Agathe (Der Freischütz, de Weber), Arabella, Donna Anna, Senta, Leonora (de La forza del destino) y muchos más. Tras su aparición en ese primer Bayreuth "desnazificado" se unió a la ópera de Múnich, pero también se presentó en el Covent Garden en 1953 con la compañía de Múnich (como la protagonista de Der Liebe der Danae, de R. Strauss), en Estados Unidos en 1956 (en San Francisco, como la Senta de El holandés errante) y en 1959 en el Metropolitan de Nueva York como Lady Macbeth (sustituyendo a Maria Callas). En Bayreuth también interpretó otros papeles, como los de Elsa (en Lohengrin), Elisabeth (en Tannhäuser) o Kundry (en Parsifal).

Me encantan sus papeles wagnerianos, pero quizá en el que más me guste sea en el de Elektra (mi ópera favorita de Richard Strauss) en la grabación filmada que hizo bajo la batuta de Karl Böhm en 1980 y del que hoy os traigo un breve fragmento, en el que se enfrenta a su madre Clitemnestra, interpretada aquí por otro mito: Astrid Varnay.


27.2.23

Chaikovsky: "Febrero" ("Las estaciones", Op. 37b)

Carnaval de Cádiz de 2019

Como lo prometido es deuda y hoy es el último lunes de febrero, os dejo la pieza correspondiente de Las estaciones, de Chaikovksy. La dedicada a febrero lleva, como no podía ser de otra manera, el título de Carnaval.

20.2.23

Músicas que quieren ser evocadoras (Falla: "Pantomima" de "El amor brujo")

Siempre me ha encantado esta carátula. No sé por qué, me parece un símbolo 
de que en España sabemos hacer más cosas que insultarnos y matarnos entre nosotros...

En las dos entradas anteriores he intentado poner ejemplos de músicas que inspiran y de lugares que evocan músicas. Muchos compositores han intentado hacer eso precisamente, evocar cosas, situaciones, sitios, con su música. Hay tantos ejemplos que se hace muy difícil elegir, pero cuando se me ha ocurrido escribir sobre esta cuestión ha habido una pieza que en seguida me ha venido a la mente y he decidido no pensar más.

La "Pantomima" es una de las piezas de El amor brujo de Falla. Al parecer, primero estuvo pensada como cuarta pieza de Noches en los jardines de España y la idea era recordar "las misteriosas luces de la noche sobre el mar en su ciudad natal, Cádiz", según palabras de K. H. Ruppel en su comentario de la grabación cuya carátula encabeza este texto. Yo, sin duda, me imagino esas luces y ese misterio cada vez que la escucho. Espero que os cause la misma impresión cuando lo hagáis, más aún en esta versión de garantías:


 

13.2.23

Lugares que evocan música (Borodin: "Danzas polovtsianas")

El tipo que se ve entre la fronda (¿eran viñedos?), en Paşabağ, 
es un servidor de ustedes con treinta años y veinte kilos menos

La semana pasada hablé por aquí de músicas que inspiran para escribir cosas o sencillamente para recordar acontecimientos, ya sea buenos o no tan buenos. Hoy voy a dar la vuelta al razonamiento y voy a plantear que determinados lugares nos pueden evocar algunas músicas, como me sucedió a mí hace ya más de treinta años.

Por desgracia, Turquía y Siria han estado muy presentes estos últimos días en los medios de comunicación por el terrible terremoto que ha causado más de 36 000 muertos en ambos países. Yo hice en agosto de 1992 un largo viaje por Turquía. Apenas me acerqué a las zonas hoy devastadas, pero la extraordinaria impresión que me llevé de ese país tras aquel viaje hace que me resulte especialmente penoso ver la destrucción de sus ciudades y las penurias que va a tener que sufrir su población. Por eso quiero acordarme hoy de ellos, de las maravillas que allí se pueden disfrutar, que en su momento me sugirieron o me evocaron, como he dicho en el primer párrafo de esta entrada, determinadas músicas.

Tras pasar unos días en Estambul, viajamos a Capadocia, en el centro del país, y disfrutamos de las maravillas que la Naturaleza ha creado, como lo que veis en la foto que encabeza este texto. Según caminaba por allí, en medio de las chimeneas de las hadas, me venía siempre a la mente un fragmento de las "danzas polovtsianas" de la ópera El príncipe Igor, de Borodin, que hoy os traigo aquí. En concreto es lo que escucharéis a partir de 2'37'' en el vídeo que va al final de la entrada. Cada vez que iba por aquellos pagos viendo esas formaciones geológicas y también las iglesias excavadas en la roca, esa música me retumbaba en la cabeza... 

 

6.2.23

Músicas que inspiran (Dvořák: Variaciones sinfónicas Op. 78)

(En la cubierta de esta novelita se vislumbra la partitura de
Bénédiction de Dieu dans la solitude, de Liszt)

Uno es aficionadillo a la música llamada clásica y por eso, entre otras cosas, mantiene este humilde blog que pretende comenzar cada semana con una pieza que nos dé fuerza para afrontar el lunes y todo lo que viene después. Pero también soy aficionadillo a juntar letras y de mi mente han salido algunas criaturitas que me dedico a difundir por otras vías. Todo esto viene a cuento porque se me ha ocurrido escribir sobre cómo la música en ocasiones inspira ideas para ponerlas en el papel (o en la pantalla del ordenador).

Supongo que habrá infinitos ejemplos mucho más buenos (me vienen a la mente, por ejemplo, La sonata a Kreutzer de Tolstoi o -aunque no esté inspirada en una música concreta-, el Doktor Faustus de Mann), pero voy a hablar sobre mí, no por vanidad, sino porque creo que soy el mayor experto sobre lo que yo pienso y sobre lo que ciertos pasajes musicales me han hecho pensar para luego plasmarlo en alguna que otra historia. Y lo voy a ilustrar con una obra de Dvořák que siempre me da la idea de escribir algo inspirado por ella, pero aún no lo he logrado.

Creo que la primera vez que me ocurrió esto (ya lo conté en la primera entrada de este año) fue cuando escuché la romanza del Concertino para guitarra y orquesta de Salvador Bacarisse. Esa música nostálgica y melancólica me pareció una suerte de lamento de un expatriado por su tierra perdida y añorada (fue escrito en 1952, cuando el compositor vivía exiliado en Francia). Y empecé a escribir algo que iba a llamar precisamente Exilio. Apenas pasó de las doce páginas, pero fue una efusión interesante que, quién sabe, quizá algún día recupere.

Después de esto, otras obras musicales me han impelido a escribir cosas. Por ejemplo, la Cantate de Noël de Honegger, que tantas veces he traído por aquí, es el hilo conductor del relato breve Una cantata de Navidad, en el que cada uno de sus apartados está encabezado por alguna de las frases (en latín, francés o alemán) que canta el coro, con la culminación del Noche de Paz. Otra partitura que tuve muy en cuenta fue la de Bénédiction de Dieu dans la solitude, de las Armonías poéticas y religiosas de Liszt, presente en mi "novela de la pandemia", esto es Las hermanas Sutil, una foto de la cual encabeza este texto. En los últimos tiempos, un pequeño pasaje que ni siquiera he podido identificar (una suerte de glissando ascendente de un arpa sobre una base en compás de 3/4) me llevó a empezar un texto sin título que temo que correrá la misma suerte de Exilio.

Y luego está la obra que os traigo hoy. Se trata de las Variaciones sinfónicas Op. 78, de Dvořák (de 1877, revisadas once años después). Son veintiocho variaciones sobre un tema original, proveniente de un coro masculino titulado Yo soy un violinista. La variación número diecinueve es un etéreo vals que siempre me hace ver cosas que me gustaría plasmar en papel (o en la pantalla del ordenador), pero aún no he sido capaz de hacerlo. En el vídeo que tenéis a continuación está desde 12'42'' hasta 13'27''. Que lo disfrutéis y os inspire.