Max Reger en 1913
Ayer, 19 de marzo, se cumplieron 150 años del nacimiento de Max Reger, un compositor por el que siento una especial admiración que en ocasiones ha sido criticada por gentes que comparten mi afición por la llamada música clásica (un saludo si lee esto, Milord). A pesar de ello, yo persisto y he de reconocer que me fascina un autor que vivió siempre contra corriente. Primero, porque dio prioridad a la música de cámara en una época en la que lo que se llevaba era el sinfonismo (casi) desaforado. También dio prioridad a la música absoluta cuando los esfuerzos de muchos compositores se encaminaban a la música programática y a la ópera. Fue un compositor consciente de los cambios que se estaban produciendo en su tiempo (Schoenberg y sus discípulos), pero que decidió no seguir por ese camino. Además, su producción para órgano fue la más abundante y rica desde Bach. No voy a extenderme más; en este mismo blog dediqué varias entradas a Reger, en lo que se puede considerar una minibiografía (el primer mensaje lo publiqué en mayo de 2008 y el séptimo y último en febrero de 2009; quien tenga interés puede buscarlos en los archivos). Se me ha ocurrido traeros hoy, como ejemplo musical, su adaptación para voz y orquesta del poema An die Hoffnung (esto es, "a la esperanza", la que yo no pierdo en que alguien que lea esto se aficione a la obra de Reger) de Friedrich Hölderlin, con unos intérpretes excepcionales.
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