Debussy conoció al poeta belga Pierre Louÿs a finales de 1893; viajó con él a su país con el fin solicitar el permiso de su paisano Maurice Maeterlinck para convertir Pelléas et Mélisande en una ópera. Pero ese no es el motivo de citarlo aquí. Louÿs escribió en 1894 un precioso libro de poemas titulado Les chansons de Bilitis. Lo hizo pasar por traducciones de unos versos encontradas en las paredes de una antigua tumba griega, escritas por Bilitis, una mujer nacida en Panfilia que luego pasó por Mitilene, en Lesbos -donde vivió una intensa historia de amor con otra mujer llamada Mnasidika- y acabó siendo cortesana en Chipre. Aunque Debussy consideró utilizar diversos textos de Louÿs para diferentes proyectos, el único que llevó a cabo fue este, el de poner música a tres de los poemas de Bilitis, La flûte de Pan, La chevelure y Le tombeau des naïades. También escribió música (para un pequeño conjunto instrumental) con la idea de acompañar su lectura. Este libro de poemas es bastante importante para mí, pues en mi faceta de aprendiz de escritor lo utilicé como hilo conductor para mi novela Variaciones sobre tres nombres (que, si os ha picado la curiosidad, podéis conseguir en Espacio Ulises). Aquí os dejo estas canciones con una intérprete de lujo, nada menos que doña Christa Ludwig.
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