26.4.21

Delius: "In a Summer Garden" (John Barbirolli)

 


Otro gran director de cuya muerte se cumplieron 50 años en 2020 es Sir John Barbirolli. Nacido en Londres el 2 de diciembre de 1899, era hijo de un músico italiano establecido en esa ciudad. Pronto despuntó en la música y consiguió becas para realizar sus estudios en prestigiosas escuelas. Fue violonchelista y como tal participó en diferentes orquestas. Su experiencia como director comenzó mientras estuvo enrolado en el ejército en las postrimerías de la Gran Guerra. Luego continuó actuando como tal en diferentes orquestas inglesas hasta que en 1936 se le ofreció ser director invitado de la Orquesta Filarmónica-Sinfónica de Nueva York, en la que poco después sucedió a Arturo Toscanini como director principal. En 1942, en plena guerra, volvió a su país para dar conciertos con algunas de los principales conjuntos y al año siguiente se hizo cargo de la Orquesta Hallé de de Manchester, a la que estuvo ligado hasta su muerte. Fue también director principal de la Orquesta Sinfónica de Houston y director invitado de la Filarmónica de Berlín. Murió en Londres el 29 de julio de 1970.

Yo siempre ligo a Barbirolli con algunos compositores británicos como Delius o Elgar, pero también a Sibelius (su grabación de las sinfonías del finlandés sigue siendo un referente) o Mahler, de quien nos dejó algunas excelentes grabaciones como la Tercera con la Hallé, la Quinta con la Nueva Philharmonia o la Novena con la Filarmónica de Berlín. Ahora bien, si tuviera que elegir un par de álbumes de este director de entre los que atesoro, me quedaría con el de Sibelius y también con el de Delius, que incluye su última grabación, la de Appalachia, realizada pocos días antes de su muerte. Un ejemplo de Delius es precisamente lo que os traigo como ilustración musical a este modesto homenaje a un enorme director.


19.4.21

Beethoven: Sinfonía nº 5 (George Szell)


2021 es un año en el que se conmemoran aniversarios redondos de varios compositores que me interesan mucho, pero, dado lo extraño (por decir algo) que fue 2020 aún voy a dedicar algunas entradas (dos, quizá tres) a los que se celebraron el año pasado. Después de Beethoven y Bartók, os traigo hoy a uno de los más grandes directores de orquesta del siglo pasado, George Szell. El pasado 30 de junio de 2020 se cumplieron 50 años de su muerte.

Szell, nacido en Budapest el 7 de junio de 1897, fue un niño prodigio como intérprete y como compositor. En Viena, ciudad a la que se trasladó muy pronto, comenzó a estudiar a edad muy temprana y entre sus maestros estuvo mi admirado Max Reger. A los diez años se presentó como pianista y hubo quien lo llamó el "nuevo Mozart". Con solo catorce años ya había firmado un contrato con una de las editoriales musicales más importantes para publicar sus composiciones.

Pero la faceta que más nos interesa de él es la de director de orquesta. Ya en 1915 obtuvo un puesto en la Ópera Real de Berlín y luego vinieron muchos más, primero en Europa y luego en Estados Unidos, donde trabajó por primera vez en 1930. En 1946 asumió la dirección de la Orquesta de Cleveland, a la cual su nombre irá siempre unido, pues hizo de ella uno de los conjuntos más importantes del mundo; se granjeó fama de director riguroso e incluso tiránico cuando se trataba de lograr la perfección interpretativa. Allí en Cleveland murió el 30 de junio de 1970.

De él conozco grabaciones de Haydn, Beethoven, Brahms, Richard Strauss, Bruckner, Wagner... El ejemplo que os traigo es de una de las obras más conocidas del genio de los genios, en una interpretación del año 1961.


 

12.4.21

Bartók: Concierto para orquesta BB 123


Bartók nunca fue un personaje cómodo. Ni en el campo musical ni en el político. Por ejemplo, cuando los nazis hicieron la siniestra exposición sobre "arte degenerado" de julio de 1937 en Múnich, pidió que sus piezas fuesen incluidas. Al ver la deriva que llevaba a Europa inevitablemente a la guerra, empezó a pensar en marcharse de su Hungría natal. El nacionalismo exacerbado que se desató por entonces hizo que ciertos países cuestionasen sus investigaciones etnomusicológicas e incluso que algunas de sus colecciones no apareciesen. Al final, tras la muerte de su madre en diciembre de 1939, con la guerra ya comenzada, no vio razón alguna para quedarse y se marchó a los Estados Unidos, traslado que hizo definitivo cuando se instaló allí con su esposa en octubre de 1940.

En Estados Unidos no lo pasó bien. Se le ofrecieron diversos puestos como musicólogo y recibió encargos de diversas composiciones, pero las dificultades económicas siempre estuvieron presentes. Además, se le presentaron los primeros síntomas de la leucemia que lo llevó a la tumba el 26 de septiembre de 1945. La pieza que os traigo hoy, una de las más conocidas de Bartók, fue uno de esos encargos. El Concierto para orquesta se estrenó en Boston el 1 de diciembre de 1944 y fue la fundación Koussevitzky quien se lo pidió. Escrito el año anterior, incluye una parodia de la Séptima Sinfonía de Shostakovich, la Leningrado, que tanto se había escuchado en las radios de los países aliados como símbolo de la resistencia soviética a los nazis. Aquí os la dejo, en una versión de otro notable músico húngaro y con ello termino mi humilde homenaje a Bartók.