16.12.19

¿Arrancamos ya el año Beethoven?


Aunque no hay certeza absoluta, es muy posible que Ludwig van Beethoven naciese el 16 de diciembre de 1770 (sí que se sabe que lo bautizaron al día siguiente). Por tanto, en 366 días se cumplirá el 250º aniversario de su venida al mundo, lo cual hace de 2020 un año de celebraciones. No parece, por tanto, esta de hoy una mala fecha para empezar con los fastos, que espero animen un tanto esta mortecina bitácora. Beethoven es mi ídolo musical y, desde luego, un acicate para seguir adelante. 

El año que pronto empieza verá sin duda una avalancha de publicaciones de todo tipo, empezando por las musicales (ya he contado cuatro ediciones en CD de sus obras completas) y siguiendo por las editoriales. Por cierto, si algún editor lee esto y quiere publicar una versión en español de la biografía de Thayer (la considerada aún canónica y, que yo sepa, nunca ha aparecido en nuestro idioma), que sepa que un servidor la tradujo hace tiempo y el texto está a su entera disposición. En su día me puse en contacto con Princeton University Press, la editorial responsable de la versión original inglesa y me contestaron rápida y amablemente, informándome de que ellos no trataban directamente con autores, pero que estarían encantados de hablar con la editorial que quisiera hacerlo. Pero bueno, ya lo dijo San Juan: "Yo soy la voz del que clama en el desierto".

Y bien, como por aquí lo que suelo hacer es poner música, vamos a ello. Os traigo la que se considera primera obra de Beethoven. Se trata de las nueve variaciones sobre una marcha de Dressler (WoO 63). Fueron escritas en 1782 bajo la supervisión de su maestro, Christian Gottlob Neefe, que además se encargó de que fuesen publicadas.


Como colofón, os recomiendo que, si queréis leer buenas biografías de Beethoven busquéis la de Thayer (en inglés) y, si no domináis la lengua de Shakespeare, os decantéis por las de Maynard Solomon o Jean y Brigitte Massin, que están en nuestra lengua. Pero si queréis algo medianamente válido por poco dinero, me atrevo a incluir aquí mi Vida de Ludwig van Beethoven, escrita con mucho cariño (y utilizando fuentes de lo más sólido). Sólo habla de la vida de Beethoven, de sus acontecimientos, éxitos, fracasos, alegrías y miserias, y no incluye análisis musicales, como es lógico, pero sí un catálogo exhaustivo de toda la obra del genio, incluidos los números de opus, los WoO (con anexos) y, lo que no suele ser habitual, todos los números del catálogo de Hess (que son 335 más 66 de anexos). Y por poco dinerito (en versión papel y Kindle). Aquí la podéis conseguir.

1.10.19

Jessye Norman: Los "Cuatro últimos lieder", de Richard Strauss

Tiempo llevaba buscando el modo de resucitar este blog, que espero esté muy activo el año que viene con los fastos beethovenianos. Me ha llegado una excusa, una triste excusa, pues hoy he sabido de la muerte de Jessye Norman, una de las cantantes míticas del siglo pasado. Conozco bastantes grabaciones suyas, pero si hubiese de destacar una es la que os traigo hoy, quizá muy adecuada por el elemento de despedida que contienen esos versos y esa música: los Vier letze Lieder de Richard Strauss, que registró la gran soprano de Augusta a principios de la década de 1980 con la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig dirigida por Kurt Masur.



17.6.19

Beethoven: "Adelaide"

La producción liederística de Beethoven no está entre lo más conocido de su obra. En su época, el lied tal vez seguía siendo "música de sociedad", pensada para un consumo doméstico en los salones burgueses (los aristócratas se podían permitir el lujo de mantener conjuntos de cámara e incluso orquestas enteras y teatros de ópera). Sin embargo, algunas de las piezas exceden ese mundo cerrado de la vida privada de la era Biedermeier. Tal es el caso de esta "Adelaide", escrita a mediados de la década de 1790 sobre un texto de Matthison. La versión es estupenda...

3.6.19

Humperdinck: Cuarteto en do mayor

¿Engelbert Humperdinck? ¿El de Hansel y Gretel? ¿No será el crooner también conocido como Arnold George Dorsey? Pero no, ese no creo que compusiera cuartetos...

Se trata del primero, por supuesto, tan asociado a esa celebérrima ópera y al entorno de Wagner. Sí, también escribió algo de música de cámara. En el fondo soy un romántico y todavía, de cuando en cuando, hago alguna incursión en las cada vez más desabastecidas tiendas de discos por ver qué me encuentro. Y en la última vi un CD del sello cpo (sí, el de los raritos) con música de cámara (los cuartetos, en concreto) de nuestro protagonista. Me pareció curioso y me lo llevé a casa. Aquí tenéis una muestra de este desconocidísimo repertorio (no hay más que ver cómo es el vídeo).



22.4.19

The Moody Blues: "Dawn is a Feeling"

Sin ningún motivo especial, sencillamente porque me parece una canción magnífica (como lo es todo este álbum, quizá uno de los mejores de la historia de la música pop), empezamos con ella la semana y volvemos al trabajo tras la pausa vacacional. Que la disfrutéis.

1.4.19

Mozart: "Una broma musical", KV 522

Hoy, 1 de abril, es el "día de los inocentes" de los anglosajones, así que, ¡cuidado!, las burradas, falsedades y disparates que de forma habitual se leen en las redes sociales puede que hoy sean de broma. Pensando en bromas musicales (que hay muchas) la primera que me viene a la cabeza es esta escrita por Mozart en 1787, titulada así por él (Eine musikalischer Spass). Trompas desafinadas, un solo de violín que acaba como el Rosario de la Aurora (rotura de cuerda incluida) y unos últimos compases que son una anticipación de la Segunda Escuela de Viena son los aspectos más evidentes de esta broma que seguro oculta otras sutilezas solo reconocibles por los expertos. Ahí la tenéis, April Fools...

18.3.19

Mozart: "In quali eccessi... Mi tradì" ("Don Giovanni") por Lisa della Casa

Hay muchas formas de recordar a la gran cantante suiza Lisa della Casa, el centenario de cuyo nacimiento se celebra en 2019, y también muchas interpretaciones, pero yo he elegido esta por una situación graciosa que me ocurrió a mí. Hace ya un tiempito, viendo la versión de Don Giovanni filmada en Salzburgo en 1954, con dirección de Furtwängler y con nuestra protagonista como Donna Elvira, mi hija, que por entonces debía de tener cinco o seis años, me preguntó: "¿Por qué 'Llondovani' (esto es, Don Giovanni) está haciendo llorar a esa princesa?" Pues aquí tenéis a la "princesa" cantando una de las arias más conocidas de la ópera en aquella mítica grabación.

11.3.19

Leoncavallo: "Mattinata"

Este año se cumple el centenario de la muerte de Ruggero Leoncavallo, músico napolitano nacido el 8 de marzo de 1857. Aunque fue bastante prolífico, solo es recordado hoy en día por un par de obras: la celebérrima ópera Pagliacci, piedra miliar del verismo, y por la canción que os traigo hoy, que fue dedicada al gran tenor Enrico Caruso. La primera grabación de Mattinata data del mismo año de su composición (1904) y está protagonizada por Caruso y el propio Leoncavallo al piano. Tampoco está mal la versión que podréis escuchar aquí, si queréis. La fecha exacta del centenario es el 9 de agosto; aquel día de 1919 murió Leoncavallo en Montecatini.

4.3.19

Dvořák: Obertura "Carnaval" Op. 91/B. 169

Yo no soy mucho de carnavales; son unas fiestas que nunca he llegado a comprender. Sin embargo, este desenfreno previo a la austeridad de la Cuaresma ha inspirado a muchos compositores, que lo han convertido bien el marco en el que desarrollar sus obras (piénsese, por poner solo un ejemplo, en la Doña Francisquita de Vives: "¡Qué alegre es Madrid en carnaval...!") o directamente el núcleo de lo que pretenden expresar con ellas. Tal es el caso de la obertura de concierto que os presento hoy, titulada así, Carnaval. Ideada en 1891 por su creador, Antonín Dvořák, como parte de una trilogía denominada Naturaleza, vida y amor, es la correspondiente a la parte intermedia, esto es, a la vida, aunque en este caso con todos sus contrastes y sus tormentas. Os la dejo en las excelentes manos de Rafael Kubelík.

25.2.19

Berlioz: "Les nuits d'été"

Se dice que el medio natural de Berlioz era la gran orquesta. En efecto, muy pocas obras se cuentan en su catálogo que no la tengan como protagonista. Y la segunda estrella principal es la voz humana. Ya hemos hablado de sus óperas y de otras obras más difíciles de clasificar en la que el canto desempeña un papel fundamental. Berlioz compuso, asimismo, numerosas canciones; de ellas, acaso las más célebres sean estas Nuits d'été, sobre textos de Théophile Gautier, que en principio escribió para piano y voz (en 1841) y orquestó quince años después. Os las dejo en una de las voces que mejor las ha cantado, la de Janet Baker y concluyo así este pequeño homenaje a Berlioz en el sesquicentenario de su muerte.

18.2.19

Berlioz: "Harold en Italie"

En entradas anteriores mencioné la enorme admiración que profesaba Nicolò Paganini por nuestro compositor; tanta como para exclamar algo así como "Beethoven murió para revivir en Berlioz" cuando escuchó la Sinfonía fantástica. Una de las consecuencias de ello fue el encargo de la obra que hoy os traigo, "Harold en Italia", compuesta en el verano de 1834. Basada laxamente en el Childe Harold de Lord Byron, es en realidad un grupo de reminiscencias de la estancia de Berlioz en Italia, escritas en forma de sinfonía en cuatro movimientos con una viola principal solista. El gran violinista italiano había pensado lucirse con su nueva viola Stradivarius, pero al ver la poca relevancia que dio Berlioz al instrumento se decepcionó de tal modo que jamás interpretó la partitura. Él se lo perdió. La versión que os pongo aquí es una garantía total, con uno de los directores que más abogó por la música de Berlioz y uno de los violinistas más importantes del siglo pasado.




11.2.19

Berlioz: Obertura de "Les troyens"

En la primera mitad del siglo XIX, el éxito verdadero no le llegaba a un compositor si no triunfaba en el mayor espectáculo de la época, la ópera. Berlioz también lo intentó a lo largo de toda su vida, con éxito desigual. Llegó a completar cinco óperas: la primera de ellas, Estelle et Némorin, una obra de juventud, no se conserva y de la segunda, Les francs-juges, solo nos han llegado la obertura y algunos números; Benvenuto Cellini está basada en la vida del famoso orfebre florentino del siglo XVI, Béatrice et Benedict -la última que compuso- es una adaptación de Mucho ruido y pocas nueces. Para el final dejo el proyecto que más quebraderos de cabeza le supuso, Les troyens, basada en la Eneida. Para poderla estrenar tuvo que dividirla en dos (es una grand opéra en cinco actos que dura casi cuatro horas) y su segunda parte, titulada Les troyens à Carthage obtuvo un gran éxito cuando se estrenó en noviembre de 1862. Sin embargo estas mutilaciones -junto a otras que siguieron, tanto en las puestas en escena como en la publicación de la música- desanimaron al compositor para perseguir una reposición, que no se dio hasta treinta años después. Aquí os dejo la obertura, en una versión histórica.

21.1.19

Berlioz: "Roméo et Juliette"

Harriet Smithson como Ofelia

El 11 de septiembre de 1827 fue un día que sin duda Berlioz debió de recordar muchas veces a lo largo de su vida. En esa fecha tomó contacto por primera vez tanto con Shakespeare, que pasaría a ser considerado por él como la cúspide de la poesía, como con la actriz irlandesa Harriet Smithson, que en aquella ocasión interpretó a la Ofelia de Hamlet. Muy poderoso tuvo que ser el influjo, pues la obra se hizo en inglés, lengua de la que Berlioz no entendía ni una palabra. El arrobamiento del compositor lo llevó a escribir cartas a la actriz de un ardor tal que provocó el pánico en la joven, que lo rechazó. Ahí tenemos el origen de la Sinfonía fantástica, donde se pretende narrar esa pasión no correspondida. Fue la gran impresión que causó en Harriet la escucha de esa misma obra la que le hizo cambiar de opinión; acabaron casándose, tras un peculiar noviazgo, en 1833. Tuvieron un hijo, pero el matrimonio duró poco: las extrañas expectativas románticas de Berlioz, los sempiternos problemas económicos -por no llamarlos privaciones- y la barrera del idioma, que nunca se derribó del todo, hicieron que antes de nueve años estuviesen ya separados. Harriet murió en 1854, tras varios años de parálisis causada por una apoplejía. Berlioz siempre estuvo pendiente de ella a pesar de la separación.

Volviendo a la otra revelación de aquel martes de septiembre, Shakespeare inspiraría numerosas obras de Berlioz. De ellas, quizá la más famosa sea la sinfonía dramática Romeo y Julieta, compuesta en 1839 en gran parte gracias a un regalo de 20.000 francos hecho por el gran violinista Paganini (admirado por otra de sus obras, Harold en Italia, de la que hablaré en otra entrada). Aquí os la dejo completa, en una versión de referencia.


14.1.19

Berlioz: Messe solennelle

Aunque desde muy pequeño estuvo en contacto con la música, el destino de Berlioz era convertirse en médico. O al menos eso era lo que deseaba su padre, que lo mandó a París a estudiar medicina. Sin embargo, Hector tenía más inclinación por la música, que empezó a estudiar con su habitual ardor. Apenas llevaba un año en ese empeño cuando escribió esta Messe solennelle, la primera de sus obras que se escuchó en público y que le reportó un cierto éxito. Corría el año 1824. Más adelante Berlioz destruyó casi todas sus obras de este primer periodo; esta Misa se salvó porque tuvo que regalar el manuscrito (es posible que para saldar alguna deuda), el cual fue redescubierto más de cien años después de la muerte de su autor. El compositor aprovechó fragmentos de esta misa para obras posteriores, como la Sinfonía fantástica o el Réquiem.

8.1.19

Berlioz: "Symphonie fantastique"

Llegó un nuevo año y, siguiendo la costumbre, dedicaré algunas de sus primeras entradas a compositores que se van a celebrar por algún aniversario. El más importante de los que me vienen a la cabeza es Hector Berlioz, nacido en 1803 y muerto en 1869. En 2019 se cumplen, por tanto, 150 años de su desaparición. No es la de Berlioz una música apreciada por todo el mundo; se trata de uno de los arquetipos de músico romántico, de vida y obra atormentadas. En estas entradas iré desgranando algunos detalles tanto de una como de la otra. Empiezo con la que tal vez sea su obra más famosa, la Sinfonía fantástica que escribió con apenas 25 años y que para algunos es la piedra angular del poema sinfónico, ese género musical que acabaría marcando la música de grandes compositores como Liszt o Richard Strauss. Aquí la tenéis en una versión espectacular, como todas las debidas a Leopold Stokowski.