Imagino que el escritor belga Maurice Maeterlinck (1862-1949), tal vez uno de los mayores exponentes del simbolismo, no suponía que su poema dramático Pelléas et Mélisande, escrito a los treinta años, iba a inspirar a cuatro de los más grandes compositores de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Gabriel Fauré (en 1898) y Jean Sibelius (en 1905) escribieron música para acompañar a su representación. A Arnold Schoenberg le inspiró un poema sinfónico (1903). Y el esfuerzo más ambicioso fue el de nuestro homenajeado, Claude Debussy, que la convirtió en 1902 en la más célebre de sus óperas. Aquí os traigo un pasaje muy conocido de su acto tercero, "Mes longs chevaux", interpretado nada menos que por Victoria de los Ángeles.
Y, de propina (pero vaya propina), el comienzo de la misma pieza, pero en este caso con el propio Debussy al piano acompañando a Mary Garden, la primera Mélisande. Es una grabación de 1904, así que, como podréis suponer, la calidad no es muy buena, pero el documento merece la pena.
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