El cuarteto Op. 130 de Beethoven concluía con una gigantesca fuga incomprensible para sus contemporáneos. Por eso le intentaron persuadir para que la sustituyera por algo más "digerible" por el público de la época. Cosa rara, accedió; así escribió este segundo final que acabaría siendo la última pieza de música que consiguió completar, finalizando el otoño de 1826.
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