He de confesar que entre ese colosal monumento que son los cinco últimos cuartetos de Beethoven mi predilecto es el Op. 130, a diferencia de la mayoría de
connoiseurs, cuyas preferencias recaen en el Op. 131 (que también era el favorito de Beethoven). Los continuos cambios de ritmo del primer movimiento, las piezas breves que le siguen y aproximan la obra al divertimento, su operística cavatina y, sobre todo, la tremenda fuga final (porque yo prefiero la versión original, con la fuga, que sorprendentemente aceptó Beethoven sustituir por un nuevo
finale totalmente Biedermeier, que además fue la última pieza musical que completó). Daño hubo de hacer a los delicados oídos vieneses de la época una obra aparentemente tan heterogénea. Sin embargo, algunos movimientos, como este que os traigo hoy, tuvieron que repetirse. (Cuando le comentaron esto a Beethoven, contestó algo parecido a "¡Sí, esas cosas tan refinadas! ¿Por qué no la fuga?" y acto seguido opinó sobre el público: "¡Vacas, asnos!")
Efemérides musicales
- El 10 de noviembre de 1668 nace en París François Couperin
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