4.11.24

Bruckner: Sinfonía n.º 7 en mi mayor

Eduard Hanslick (1825-1904)
Némesis de Wagner y también de Bruckner

No tardó mucho Bruckner en ponerse a trabajar en su Séptima sinfonía una vez concluida la Sexta. Comenzó en los primeros días del otoño de 1881 y lo mantuvo ocupado durante los dos años siguientes. En esta época vivió la que sin duda fue una de las experiencias más excitantes de su vida: en 1882 asistió a la primera representación de Parsifal en Bayreuth y se encontró por última vez con su idolatrado Wagner. La muerte del genio de Leipzig influyó en el discurrir de la sinfonía, ya que su Adagio se compuso pensando en que tal hecho sería inminente y, cuando se produjo, en febrero de 1883, Bruckner culminó ese segundo movimiento en consonancia con tal acontecimiento. No es de extrañar que cuando acabó la pieza, no se plantease su estreno en Viena, donde Eduard Hanslick seguía ejerciendo su tiranía antiwagneriana que también salpicó a nuestro compositor. El estreno de la obra tuvo lugar en Leipzig, el 30 de diciembre de 1884, bajo la dirección de Arthur Nikisch. Mal que le pesase a Hanslick y sus acólitos, esto supuso la consagración de Bruckner como sinfonista. Después de ese éxito (el aplauso al terminar duró quince minutos), en Viena recapacitaron y la Filarmónica pidió interpretar la obra. El compositor primero lo rechazó, pero acabó aceptando y, a pesar de los reparos de Hanslick, el éxito se repitió, tanto que tuvo que salir a saludar reitreradas veces después de la conclusión de cada movimiento y se celebró una cena en su honor. En fin... Aquí os la traigo al mando de otro de los grandes directores brucknerianos, Günter Wand. Disfrutadla.


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