2.10.23

Bacarisse: Romanza para guitarra y orquesta

Prórroga del contrato de trabajo de una exiliada española en Francia (1940)

El pasado día 12 de septiembre se cumplieron 125 años del nacimiento en Madrid del compositor Salvador Bacarisse. He de confesar que solo conozco de él un movimiento de una de sus obras, una pieza que es enormemente popular. Si lo he traído a estas páginas a pesar de lo poco que sé de él y de su obra es porque ese movimiento, esa romanza de su Concertino en la menor para guitarra y orquesta me resultó tan evocador, tan representativo de lo que podía estar pasando por la mente de un exiliado como él, que me hizo empezar a escribir algo que se quedó en embrión, una novela que se iba a llamar así precisamente, Exilio. Allí murió nuestro compositor, en París, el 5 de agosto de 1963. Y esto es un fragmento de lo que yo escribí tras escuchar esa música:

Fue un día de 1963. No recordaba la fecha. En su pequeño pero cómodo apartamento cercano a la Rue Saint-Jacques oyó sin escuchar una noticia que daba la radio. Acababa de morir en París un compositor español cuyo nombre le resultaba desconocido. Salvador Bacarisse. Un madrileño exiliado, varias veces premiado durante la República y luego olvidado. En su honor, la emisora francesa transmitió un fragmento de su Concertino para guitarra. Cuando las notas musicales empezaron a posesionarse del aire, cuando esos melancólicos acordes arrancados al instrumento flotaron por encima de su cabeza, Mauricio Galdón notó una sacudida en su pecho, un terremoto entre sus sienes, un cataclismo en su mente. Esa música tiraba con fuerza de algo que se arrinconaba en una esquina oscura de su memoria. La melodía, serena, españolísima, era entendida por Mauricio como un lejano lamento, una tremenda añoranza de la tierra perdida, que se sabía definitivamente abandonada. Nunca se había interesado por la música, pero aquellas frases elegantes de la guitarra, aquellas respuestas contundentes pero suaves de la orquesta, aquella sucesión de lamentos salidos del alma de la guitarra, atrajeron su atención como nunca antes nada lo había hecho. El sonido, el nombre de su autor, martilleaban su cabeza con insistencia. Era el principio de una obsesión. 

Al día siguiente se lanzó a buscar información sobre Bacarisse. ¿Quién era? Un compositor desconocido, aunque con cierta fama antes de la guerra. Dos veces premio nacional de música, amigo de grandes compositores e intérpretes. Por fin, hurgando entre nuevas enciclopedias, encontró una exhaustiva relación onomástica de músicos de todo tiempo y lugar. Sólo una breve reseña de Bacarisse: Compositor español, nacido en Madrid en 1898, dos premios nacionales de música, una carrera llena de esperanzas para el arte musical contemporáneo, la quiebra de la guerra, un exilio que influyó decisivamente en su obra. Un músico embebido en lo que se dio en llamar “Generación del 27”, grupo de poetas a la vez tradicionales y vanguardistas, poetas del cante jondo y del surrealismo más radical… Bacarisse había acusado el exilio, sus piezas se hicieron más españolas, menos universales, más imbuidas de nostalgia. Parece ser que fue Narciso Yepes quien convenció al compositor para crear el Concertino. Bacarisse no apreciaba la guitarra. Pero le dio uno de los conciertos más bellos que se hayan compuesto jamás para ella. Ese romance, esa melodía lenta, suave, llena de melancolía y añoranza quizá no fue ideada como un lamento por la tierra perdida y nunca olvidada, pero despertó en Mauricio Galdón esos sentimientos.

Aquí tenéis ese fragmento tan evocador, con Marcos Victoria-Wagner a la guitarra y la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Granada dirigida por Gabriel Delgado Morán.

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