13.9.21

Aniversarios de 2021: Camille Saint-Saëns (Salmo XVIII, Op. 42)


Tras los aniversarios celebrados el año pasado me propuse hacer algo parecido este 2021 con algunos compositores cuya música me atrae (y a veces me fascina), pero mi secular pereza me ha hecho abandonar de nuevo esta pobre bitácora y no actualizarla en cuatro meses. Voy a intentar enmendarme y para ello comienzo con un músico al que admiro mucho, una admiración que no es compartida por el común de aquellos que se denominan melómanos. En 2021 se cumplen cien años de la muerte de Camille Saint-Saëns, el colmo del academicismo, el compositor que en la segunda década del siglo XX seguía escribiendo música de la época del Segundo Imperio, ese que hizo eso tan bonito de El cisne y poco más...

Charles Camille Saint-Saëns nació en París el 9 de octubre de 1835. Fue un niño prodigio, considerado por algunos (seguro que exageradamente) como un segundo Mozart. Con doce años ingresó en el Conservatorio y se ganó fama sobre todo como organista, puesto que ejerció en la iglesia de La Madeleine. Fue, asimismo, profesor de la École Niedermeyer (Fauré fue alumno suyo) y en 1871 fundó la Sociedad Nacional de Música, que se dedicó sobre todo a promover la nueva música francesa.

Su producción es abundante, aunque hoy en día son conocidas y apreciadas solo un puñado de sus obras: los poemas sinfónicos (influidos por Liszt) su Tercera Sinfonía (con órgano), quizá alguno de sus muchos conciertos para solista (me encantan el Primero para violonchelo y el Tercero para violín), la ópera Sansón y Dalila (escribió otras doce) y, tal vez, para los más curiosos, algunos de sus ejemplos de música de cámara y para piano (instrumento del que fue un gran virtuoso). Pero sin duda, su pieza más célebre es una que escribió como mero divertimiento y cuya interpretación prohibió en vida: El carnaval de los animales.

Saint-Saëns, viajero infatigable, gustaba mucho sobre todo del norte de África y en Argel murió el 16 de diciembre de 1921.

El ejemplo musical que os traigo es, sin duda, paradójico. Preguntado en cierta ocasión por sus creencias religiosas, Saint-Saëns contestó: "Je ne suis pas presque incroyant; je le suis absolutement". A pesar de ello, compuso algunas obras religiosas de una belleza exquisita, como este Salmo XVIII, escrito a toda prisa en 1865 para ser interpretado en la iglesia de la Madeleine por una orquesta de aficionados y rehecho ocho años después para su presentación en el Odéon, ocasión en la que participó como solista de violín Pablo de Sarasate. Que lo disfrutéis.


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