Acabo este mes dedicado a las tormentas musicales con una de las más formidables que se hayan escrito: la que incluyó Richard Strauss en esa descripción de una excursión por la montaña que tituló Sinfonía Alpina. En esta versión la tremenda tempestad empieza en 37:44.
29.7.13
22.7.13
Verdi: Tempestad ("Rigoletto")
Verdi también introdujo una tempestad (en la que participa un coro "a bocca chiusa") que acompaña la ominosa escena en la que Maddalena y el Duque pelan la pava mientras son observados por Rigoletto, sediento de venganza, Sparafucile, el ejecutor de la misma y Gilda, que a toda costa quiere salvar al depravado.
15.7.13
Rossini: Termporale ("Il barbiere di Siviglia")
En el segundo acto de su ópera más famosa, El barbero de Sevilla, insertó Rossini otra descripción de una tormenta, que también es bastante conocida. Tras sonar esta música, aparecen Fígaro y el Conde empapados por la lluvia, poco antes de que éste descubra a Rosina que no es Lindoro, de quien se ha enamorado ella, sino Almaviva.
8.7.13
Beethoven: Sinfonía nº 6 "Pastoral" (4º movimiento)
Si célebre era la tormenta que nos describía Vivaldi en El verano, no lo es menos la que protagoniza el cuarto movimiento de la sinfonía Pastoral de Beethoven, una tempestad que acaba con la animada reunión de campesinos del movimiento anterior y que da paso al himno de acción de gracias de los pastores.
(Creo que merece la pena escuchar completa esta maravillosa obra, así que os traigo una excelente y no demasiado conocida versión: la de André Cluytens con los Filarmónicos Berlineses.)
(Creo que merece la pena escuchar completa esta maravillosa obra, así que os traigo una excelente y no demasiado conocida versión: la de André Cluytens con los Filarmónicos Berlineses.)
1.7.13
Vivaldi: El verano
Ya estamos en verano, pero antes hemos tenido que pasar una primavera llena de lluvias y tormentas. Así que he pensado dedicar las entradas de este mes de julio a las tormentas que los compositores han descrito con su música. Y la primera va a ser precisamente la que se incluye en el Verano de Vivaldi, esas tremendas tormentas veraniegas, esas "fieras borrascas" que teme el pastor del que habla el soneto en que se inspira esta pieza.