Mijáil Glinka, iniciador de la escuela musical rusa, escribió dos oberturas sobre temas españoles tras venirnos a visitar en la primera mitad del siglo XIX. Celebérrima es su "Jota aragonesa" y no es menos conocida (aunque tal vez no tanto) la segunda de las oberturas, la que hoy os traigo, aquella en la que describe una noche estival en la villa y corte. Si no la conocéis, tal vez a partir del minuto 1:42 os suene mucho y os parezca que eso ya lo habíais oído:
Pues es cierto, seguro que os sonaba un montón, ya que es la misma melodía que muchos años después utilizó Gerónimo Giménez en su intermedio de "La boda de Luis Alonso", esa pieza que es "bis" habitual de numerosas orquestas españolas. Comprobadlo (desde el minuto 2:12):
24.11.14
17.11.14
Honegger: "Rugby" (Movimiento sinfónico nº 2)
El deporte y la música (no sé si bien o mal llamada) clásica parecen no estar muy relacionados. Sin embargo, ha habido compositores que se han animado a describir eventos deportivos con sus notas. Uno de los casos más conocidos es tal vez el del Movimiento sinfónico nº 2 de Arthur Honegger, titulado Rugby, escrito en 1928, en el que nos presenta un partido de este noble juego, que suele acabar con un "tercer tiempo" en el que corre la cerveza a raudales (y que probablemente no esté reflejado en la partitura).
10.11.14
R. Strauss: Concierto para oboe en re mayor
Ya que el tiempo parece definitivamente querer cuadrar con la estación del año, vamos a escuchar una obra que se podía llamar "otoñal", de un compositor al que el otoño y el invierno de su vida se le precipitaron. Se trata de Richard Strauss, que después del trauma de la guerra ya compuso muy pocas obras, unas obras que destacan por una belleza que en algunos casos (las "Cuatro últimas canciones", por ejemplo) roza lo ultraterreno.
La pieza de hoy es un concierto para oboe, que el anciano compositor escribió en 1945-46 a sugerencia de John de Lancie, soldado americano que tras el final de la guerra acertó a estar prestando servicio cerca de Garmisch, donde estaba la casa de Strauss. De Lancie era oboísta profesional (fue el primer oboe de la Orquesta de Filadelfia) y Strauss fue solo uno de los diversos compositores a los que hizo encargos. El concierto que escribió Strauss es una verdadera delicia, que contrasta con los duros momentos que estaba pasando no solo él sino todo su país.
La pieza de hoy es un concierto para oboe, que el anciano compositor escribió en 1945-46 a sugerencia de John de Lancie, soldado americano que tras el final de la guerra acertó a estar prestando servicio cerca de Garmisch, donde estaba la casa de Strauss. De Lancie era oboísta profesional (fue el primer oboe de la Orquesta de Filadelfia) y Strauss fue solo uno de los diversos compositores a los que hizo encargos. El concierto que escribió Strauss es una verdadera delicia, que contrasta con los duros momentos que estaba pasando no solo él sino todo su país.
3.11.14
Mahler: "El solitario en otoño" (de "Das Lied von der Erde")
Parece que por fin quiere entrar el otoño de verdad; para "celebrarlo" (yo soy más de verano) se me ha ocurrido empezar esta primera semana que realmente se corresponde con la época del año en que estamos con alguna pieza relacionada con la estación de los bellos colores en los bosques caducifolios (¡toma ya!) Y me he acordado del segundo movimiento de Das Lied von der Erde que se titula "El solitario en otoño" y se basa en un poema de Zhang Ji, que vivió en el siglo VIII de nuestra era:
Las nieblas otoñales ondean, azules sobre el mar;
toda la hierba se cubre de escarcha;
se diría que un artista ha extendido polvo de jade
sobre las delicadas flores.
El dulce perfume de las flores se ha evaporado;
un viento frío dobla los tallos.
Pronto flotarán las mustias y doradas hojas
de las flores de loto sobre el agua.
Mi corazón está cansado. Mi pequeña linterna
se apaga crepitando y me hace pensar en el descanso.
¡Voy hacia ti, querido último lugar de reposo!
¡Sí, dame tranquilidad, necesito tanto alivio!
Lloro muchísimo en mi soledad.
El otoño perdura demasiado en mi corazón.
Sol del amor, ¿ya no quieres brillar más
para secar tiernamente mis amargas lágrimas?
Las nieblas otoñales ondean, azules sobre el mar;
toda la hierba se cubre de escarcha;
se diría que un artista ha extendido polvo de jade
sobre las delicadas flores.
El dulce perfume de las flores se ha evaporado;
un viento frío dobla los tallos.
Pronto flotarán las mustias y doradas hojas
de las flores de loto sobre el agua.
Mi corazón está cansado. Mi pequeña linterna
se apaga crepitando y me hace pensar en el descanso.
¡Voy hacia ti, querido último lugar de reposo!
¡Sí, dame tranquilidad, necesito tanto alivio!
Lloro muchísimo en mi soledad.
El otoño perdura demasiado en mi corazón.
Sol del amor, ¿ya no quieres brillar más
para secar tiernamente mis amargas lágrimas?