Si en el ámbito germánico la familia Strauss es la cúspide en lo que hemos dado en llamar "música ligera", en Francia lo es Jacques Offenbach (el cual, curiosamente -como delata su apellido- fue asimismo de origen alemán: nació en Colonia en 1819). Autor de numerosas operetas, compositor de algunas de las melodías más célebres de la historia (piénsese en el Can-can), también quiso hacer su incursión en el campo de la música que hemos dado en llamar "seria" con sus también archiconocidos Cuentos de Hoffmann, ópera que dejó inconclusa a su muerte, en 1881. Lo que os traigo hoy es la obertura de otra de sus muchas operetas: La belle Hélène, que, con librero de Meilhac y Halévy (los mismos que escribieron el de Carmen para Bizet) se estrenó en el Théâtre des Varietés de París el 17 de diciembre de 1864.
25.8.14
18.8.14
Josef Strauss: "Delirien", Op. 212
No abandono la dinastía de los Strauss, imprescindible si estamos hablando de la música (¿mal?) llamada "ligera". Si bien la mayor parte de la fama se la llevó Johann hijo, varios de sus hermanos también fueron importantes compositores en este campo y uno de ellos, Josef, muerto prematuramente a los 43 años en 1870, incluso es considerado por algunos el más talentoso de todos, ya que su música en ocasiones era de "mayor profundidad" -en palabras de John Parry(*)- que la de su famoso hermano. Os traigo como muestra su vals Delirien, escrito para el baile de los médicos del año 1867 y cuyo comienzo es una especie de descripción sinfónica de la mala situación de la medicina en la época. La grabación procede del Concierto de Año Nuevo de 1973 y está dirigido por el mítico Wili Boskovsky.
(*) En su comentario escrito en el álbum de 6 CD con Valses, Polcas y Mazurcas de la familia Strauss (Decca 455 254-2)
(*) En su comentario escrito en el álbum de 6 CD con Valses, Polcas y Mazurcas de la familia Strauss (Decca 455 254-2)
11.8.14
Johann Strauss (hijo): "Die Fledermaus"
Con relación a esto de la "música ligera" o "para divertirse", me viene al pelo un texto que encuentro en la carpeta del último LP de vinilo que me compré, hace ya 25 años; su autor es Volker Scherliess y dice:
Pero vayamos a la música. Muchos vemos todos los unos de enero el Concierto de Año Nuevo de Viena (aunque esté de moda entre los esnobs decir que no, que lo odian, etc.) Es una tradición muy célebre; tal vez no lo es tanto otra: la representación en Noche Vieja, también en Viena (y en otros lugares) de la que acaso sea la más conocida opereta de Johann Strauss (hijo): El murciélago. Aquí os la traigo en una versión soberbia que incluye unos nombres que quitan el hipo: Janowitz, Windgassen, Wächter y, en el foso, Karl Böhm.
En la vida musical, en el sentido más corriente del término, se ha introducido una diferencia entre dos tipos de música que, aparentemente, se oponen radicalmente uno a otro: música ligera y música seria. En la primera categoría nos encontraríamos con la que sirve para divertir al oyente -desde el éxito popular que ayuda a distraerse después de una jornada de trabajo hasta la música de fondo que se escucha en compañía agradable, pasando por la música de baile o la que oímos constantemente en los lugares públicos; en resumen: toda aquella música que no requiere necesariamente una escucha atenta y consciente. Por música seria se entiende toda la que constituye un arte en su más amplia acepción, de la vanguardia contemporánea a los "organa" de Perotinus Magnus, incluyendo casi automáticamente toda la música de épocas anteriores a la nuestra. Incluso las obras barrocas o clásicas que en su tiempo no tuvieron otro fin que el de divertir al público constituyen hoy para nosotros obras "serias", documentos de un gran valor artístico. Es casi imposible decir en qué momento se produjo esta separación (el concepto romántico-idealista de la obra musical tuvo sin duda un papel decisivo en ello), pero es cierto que en muchas ocasiones dicha separación se realiza de manera arbitraria y que se aleja de su significado original.Herr Scherliess se refería en su texto a la Kleine Nachtmusik y a la Serenata Posthorn de Mozart, obras sin duda pensadas para divertir a su público y, por tanto, encuadrables en la "música ligera". Pero claro, si comparamos esto con lo que hoy en día sería equiparable (por ejemplo, las diversas "canciones del verano"), tal vez no tendríamos las mismas dudas que el autor.
Pero vayamos a la música. Muchos vemos todos los unos de enero el Concierto de Año Nuevo de Viena (aunque esté de moda entre los esnobs decir que no, que lo odian, etc.) Es una tradición muy célebre; tal vez no lo es tanto otra: la representación en Noche Vieja, también en Viena (y en otros lugares) de la que acaso sea la más conocida opereta de Johann Strauss (hijo): El murciélago. Aquí os la traigo en una versión soberbia que incluye unos nombres que quitan el hipo: Janowitz, Windgassen, Wächter y, en el foso, Karl Böhm.
4.8.14
Mozart: "Eine musikalischer Spass" KV 522
Agosto es el mes en que todo parece ir más lento: la gente se va de vacaciones y la tensión habitual parece relajarse. Creo que esto no es más que un tópico, pero está tan arraigado que lo daremos por válido. Por eso voy a dedicar las entradas de este mes a música ligerita, música que se hizo para divertir y no para suscitar cuestiones metafísicas a sus oyentes. Empecemos bien, con Mozart, con su "Broma musical" escrita en 1787 para reírse de los músicos de tercera categoría que se las daban de virtuosos. Trompas desafinadas, violines que quieren subir tan alto que rompen sus cuerdas y unos últimos compases que podría haber firmado cualquier discípulo de Webern. A disfrutar.