25.1.16

Max Reger: Allegro scherzando (Sonata para violín y piano nº 1, Op. 1)

La idea inicial de la familia de Reger fue que se convirtiese en maestro de escuela, como su padre, Joseph Reger. Sin embargo, viendo sus cualidades musicales, no pusieron objeciones a que Adalbert Lindler, un antiguo alumno de Joseph que ejercía como maestro de música en Weiden, le diera clases de piano. Fue una visita a Bayreuth, en 1888, la que le convenció de que su vocación era la musical y, después de un prolongado tira y afloja, su padre consintió que ingresase en el Conservatorio de Sondershausen y posteriormente en el de Wiesbaden, donde su maestro principal fue Hugo Riemann (que fue, dicho sea de paso, uno de los encargados de acabar la magna biografía de Beethoven que dejó inconclusa Alexander W. Thayer). Su primera obra publicada, la Sonata para violín y piano en re menor (1890), de la que os traigo un fragmento (el segundo movimiento), impresionó tanto a su maestro que le recomendó para que él mismo fuese profesor de piano. La pieza se estrenó de forma fragmentaria en marzo de 1891 y, lo que será habitual, no causó buena impresión. A ver qué os parece.

18.1.16

2016: Año Reger (Suite para violonchelo solo nº 1)

Seguro que este año que acaba de comenzar verá muchas efemérides musicales importantes. Lo cierto es que aún no me ha dado lugar a repasarlas, sobre todo porque una me interesa sobre todas las demás: el próximo 11 de mayo se cumplirán 100 años de la muerte de Max Reger (1873-1916), un compositor al que admiro especialmente y que es bastante poco conocido (y quienes lo conocen, no suelen hablar muy bien de su obra). Yo creo que merece la pena dar un repaso a su  obra y eso es lo que pretendo hacer durante las próximas semanas, con ejemplos musicales de la vasta obra de Reger correspondientes a cada época creadora. (Hace algunos años publiqué una minibiografía de Reger que se puede consultar en esta misma bitácora). Como aperitivo, una pieza que muestra su admiración por Bach, su primera suite para violonchelo solo, Op. 131c nº 1 (escrita a comienzos del otoño de 1914) en una interpretación debida al mítico Emmanuel Feuermann.